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Cultura

Ivi May Dzib

Sobre la dramaturgia necesaria

En el año 2011 TOMA, Ediciones y Producciones Escénicas y Cinematográficas, con apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, publicó la obra de Sergi Belbel “La sangre”, correspondiente al número 17 de los Cuadernos de Dramaturgia Internacional PASO DE GATO.

Enric Gallen señala, en la contraportada, que “Belbel se muestra en ‘La sangre’ como un dramaturgo más maduro en su aproximación a una realidad social y política más controvertida en torno al problema del secuestro de una mujer por un grupo de terroristas”.

La temática de esta obra es de importancia, ya que nos muestra la descomposición social, producto de las acciones demagógicas de los políticos que han dejado marginada a una gran parte de la población. La mujer secuestrada es esposa de un político, por lo que se pide una cuantiosa suma de dinero para cubrir su rescate, y la mujer será mutilada si la cantidad exigida no se paga. Un dedo, una oreja, una pierna y por último la cabeza, serán enviadas a las autoridades y a diferentes lugares para tener una presencia mediática sobre este hecho y presionar al político a pagar.

Hay que señalar que esto no es un encuentro entre los buenos y los malos, el secuestro es tratado con los matices complejos que todo fenómeno social debe tener. No es el discurso ilusorio de que los secuestradores actúan por “maldad”, sino que podemos ver el contexto español (que es parecido al de todos los pueblos) que los ha llevado a tomar medidas extremas; también, vemos esa cara de la política donde las decisiones de los poderosos afectan a gran número de personas cuya ira social se descarga contra personas que directamente no tiene que ver con la creación de esas debacles sociales.

Belbel maneja cuatro espacios que muestra en 5 escenas que componen la obra: un espacio cerrado (interior) y tres espacios abiertos (exteriores). Lo sórdido del primero es que contrasta con los tres últimos. Lo que es lo mismo, dos mundos opuestos que habitan la misma ciudad y luchan por conservar el poder, y los beneficios, a través de la política y la delincuencia, cada uno justifica su proceder, cada razón es válida y también cuestionable.

Gallén afirma: “Dos mujeres son las auténticas protagonistas de la obra: la secuestrada y la niña que la vigila, entre las cuales se establece una extraña relación de amor y odio. El estremecedor sufrimiento de la mujer contrasta con la actitud de la niña, un reflejo de la infancia castigada, abandonada y superviviente de cualquier tragedia”.

“La sangre” es una obra con la que podemos identificarnos, ya que alude a nuestra realidad inmediata; también es una construcción sólida sobre las relaciones humanas en torno a una misma espiral de violencia, la cual puede darse desde el ámbito más cotidiano y cuyo detonador es la aparición de la sangre en cada uno de los personajes, sangre causada por pequeñas heridas que esconden lo cruento de la naturaleza humana, en resumen, una dramaturgia necesaria.

Sergi Belbel (Barcelona, 1963) autor, director y traductor teatral, es licenciado en Filología Románica y Francesa por la Universidad Autónoma de Barcelona, miembro fundador del Aula de Teatre de Barcelona desde 1988, y director artístico del Teatre Nacional de Catalunya desde la temporada 2006-2007.

Es autor de una veintena de obras, entre las que destacan: “Elsa Schneider”, “Caricias”, “Después de la lluvia”, “Morir”, “El temps de Planck”, “Esto no es vida” y “Fuera de juego”.

Varias de sus obras se han traducido a otros idiomas y estrenado en el extranjero, como es el caso de “La sangre”, estrenada en Bélgica, Viena, Alemania, Colombia, Francia, Uruguay, Polonia. Chile, República Checa, Hungría y Serbia (además que hay traducciones al italiano, al sueco y al inglés, aún sin estrenar).

Ha recibido importantes reconocimientos, como el Premio Nacional de Literatura Dramática, de la Generalitat de Catalunya 1993-1995, por “Después de la lluvia”; el Premio Nacional de Literatura Dramática, del Ministerio de Cultura Español 1996, por “Morir”, y el Premio Max de las Artes Escénicas 2002, a la proyección internacional por “Después de la Lluvia”, entre otros.

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