Cultura

Manuel Tejada Loría

Manuel

Tejada Loría

Les molesta el largo de tu pelo,

si te peinas o te despeinas;

si no disfrutas las grandes fiestas

o la música muy estridente;

y hasta cuando respiras

pareciera que hay algo

que por dentro, nada más

no les convence.

Si tienes la barba crecida,

o los pantalones muy flojos;

si usas zapatos, chanclas,

o un par de viejos tenis;

si dices pelo en vez de cabello,

si dices pata en vez de pie;

en ti han de habitar –eso sí–

todos los defectos del mundo.

Como si supieran de ti,

lo que eres y lo que sientes;

como si comprendieran

la tarde en que saliste de casa

para no extinguirte;

como si tuvieran los ojos

que tuviste un martes de carnaval;

y las otras veces, también

en que fallaste,

y aquí sigues.

No te acostumbras

a tu nueva felicidad,

pero hasta eso les molesta.

A tu hija que “no se parece a ti”

y a la que sólo heredaste “greñas

y rabietas”.

Y hasta cuando respiras

pareciera que hay algo

que por dentro, nada más

no les convence.

Pero aquí sigues.