Desde los orígenes de la música concreta, consolidada por Pierre Schaeffer, a través de sus trabajos en los estudios de la Oficina de Radiodifusión y Televisión Francesa, la música creada a partir de materiales generados a través de medios electrónicos ha permitido el desarrollo de nuevos géneros musicales y obras artísticas. La música electrónica ha tenido grandes vertientes a lo largo de los años. Aurelio de la Vega identifica alrededor de siete momentos en la evolución de la música desde 1945, aproximadamente: la aparición de la música concreta, su evolución a la música electrónica, combinaciones de música concreta y electrónica, música que utiliza computador y elementos de grabación, música en vivo con elementos pregrabados y donde se utilizan los sonidos pregrabados e instrumentos convencionales. En la actualidad es muy común observar festivales de música electrónica y grupos musicales que combinan grabación de voz y sonidos electrónicos para producir piezas novedosas.
Algunos productores o grupos musicales como Daft Punk, Pink Floyd y Depeche Mode han optado por utilizar sintetizadores de voz en sus obras; a su vez, bandas virtuales o representadas por personajes de animación, como Gorillaz o The Archies han utilizado este tipo de recurso que permite distorsionar y emular la voz humana a través de la modificación de grabaciones. Pero, ¿qué tanto ha evolucionado en la actualidad más allá de alterar las ondas sonoras generadas por cantantes? Desde softwares de paga a programas gratuitos, los medios para producir sonidos electrónicos se han desarrollado a través de diferentes métodos que se adaptan a las necesidades de su momento.
En este ensayo abordaré el funcionamiento, historia e impacto de uno de los sintetizadores que ha marcado la cultura pop como programa de computadora y como creador de artistas virtuales, no sólo en su país de origen (Japón), sino en todo el mundo: VOCALOID; y específicamente de uno de sus productos más populares, Hatsune Miku.
VOCALOID es un software de síntesis de voz desarrollado por Yamaha Corporation, con la idea original de Music Technology Group de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, España. Yamaha Corporation puso los recursos para realizar el proyecto y le dio difusión como producto comercial llamado Vocaloid.
La tecnología utilizada por la compañía Yamaha es categorizada como "síntesis concatenativa", esto quiere decir que el programa junta y procesa fragmentos vocales extraídos de voces humanas cantadas en determinadas frecuencias para crear salidas completas. Para conseguir los sonidos grabados, se toman muestras del canto de actores de doblaje o cantantes que prestan su voz para el software (Kenmochi, 2010). A través de estas grabaciones se tienen muestras realistas, que agregan información de la expresión vocal a su base de datos, lo que permite añadir matices al programa para dar mayor naturalidad, como el vibrato, respiraciones y manejo de frases. La tecnología de sintetizado VOCALOID fue llamada inicialmente "Articulación del Canto, Dominio de la Frecuencia, Empalme y Conformación", ya que se enfoca en la búsqueda de naturalidad en los procesos de emulación de voz, esto a través del estudio de la articulación por medio de programas computarizados.
Su imagen fue desarrollada por la empresa Crypton Future Media, quien pensó en el personaje como una Idol virtual, que rápidamente ganó popularidad en el mercado nipón. Según Tiara Isfiaty (2020), en la biodata del personaje dada por sus creadores, Hatsune Miku es presentada como una chica adolescente de 16 años, con una imagen parecida a la de personajes de animación japoneses: piernas largas, cabello largo de color verde y proporciones anatómicas muy alejadas de cualquier cuerpo humano. Esto como parte del ideal de belleza japonés representado en los personajes de consumo. A su vez, Isfiaty explica que diferentes medios determinan que la popularidad de este software, y en particular de esta biblioteca, va de la mano con el modelo de sonido utilizado que evoca diferentes texturas para cada pieza o lo hace un programa versátil, ya sea que se necesite un carácter suave, dulce o infantil, oscuro o adulto, emocionado, agudo y efusivo o ligero.
El uso para diferentes géneros musicales y la difusión en páginas web jugaron un papel importante en el impacto de este producto, sobre todo el sitio Nico Nico Douga, donde personas subían sus composiciones por medio de videos. Estas obras llamaban la atención de los espectadores, quienes compraban el software para también realizar sus propias composiciones debido a la accesibilidad del programa. Esto creó un “efecto en cadena”. Sumado a la representación visual del personaje dada por la empresa, la creatividad y habilidades de dibujo de algunos usuarios, les permitía crear videos musicales con animación digital para estas canciones. Algunos de estos materiales audiovisuales superan actualmente los millones de visitas, siendo algunos de estos “Matryoshka”, con 42 millones de visualizaciones acumuladas; “Romeo and Cinderella” con 33 millones, y “World is mine”, con 24 millones.
La imagen de Hatsune Miku se volvió un ícono popular en Japón, parte importante de la cultura pop, y por supuesto, un elemento indispensable en diversas representaciones de música popular, ya sea como cover o parodia (como la popular canción “El muchacho de los ojos tristes” de Manuel Alejandro, cantada por Miku), representando obras corales (“Dies Irae” de Mozart) o piezas originales producidas por expertos en la materia. La globalización y la popularidad de la cultura nipona a lo ancho y largo del globo terráqueo fue un factor clave para extender el software a otros países. El personaje dio su primer concierto “en vivo” el en el Saitama Super Arena el 22 de agosto de 2009, durante el evento Animelo Summer Live, para el cual se utilizó una pantalla que proyectó su imagen en forma de holograma 3D, que interpretaba las canciones reproducidas, cambiaba vestuarios, bailaba e interactuaba con el público. Esta modalidad llamó la atención de una audiencia mucho mayor, lo que le permitió a la empresa presentar recitales en diferentes partes del mundo como Tailandia, Estados Unidos y México, sobre todo en exposiciones de anime o en cuya temática se encontrara el país asiático. Hasta el año 2018, los boletos para este tipo de eventos rondaban los 50 y 115 dólares (Jenkins, 2018).
Miembros del equipo de producción de los conciertos han revelado que los setlists se deciden dependiendo del país, y tratan de escoger canciones en su idioma nativo; también buscan un balance entre piezas favoritas, viejas y nuevas, apoyándose de las estadísticas dadas por los sitios web donde se comparte su música. Menciona Riki Tsuji, coordinador de los conciertos en vivo, “escogemos sólo las canciones de las que podemos tener registro. Es imposible tener conocimiento de cada una de las canciones realizadas por los usuarios, que contienen la voz de Hatsune Miku” (Jenkins, 2018). Estos eventos no sólo contaban con la “presencia” de Hatsune Miku, también con la de otras voces de la Línea Vocal de Personajes, como Rin y Len Kagamine (CV02), Luka Megurine (CV03) y Kaito (CRV3).
La mayoría de las canciones presentadas en los conciertos oficiales de VOCALOID son creadas por fans, y se determina su uso para conciertos por el número de reproducciones que tengan en plataformas digitales. Estas son ejecutadas por un cuarteto en vivo, integrado por guitarra eléctrica, percusiones, teclado y bajo eléctrico, que acompañan a la voz principal pregrabada (sintetizador). Pero este software no sólo se utiliza para conciertos oficiales organizados por grandes empresas niponas. En 2018, un estudiante de la maestría en composición de la Universidad de California presentó su obra llamada “Real”: Concerto for vocaloid escrito para un ensamble de vocalistas, orquesta de cámara, usuarios de laptop que pudieran ejecutar el playback y procesar el programa en vivo, así como elementos multimedia que incluían video (pantalla para proyectar la imagen del personaje), escenografía y diseño de iluminación.
Las bibliotecas utilizadas para esta composición fueron Hatsune Miku y Cyber Diva, ambas contrastantes, ya que Miku se caracteriza por tener un sonido nasal, limpio y compatible para fonemas japoneses (aunque puede adquirirse su versión orientada al idioma inglés), mientras que Cyber Diva comparte cualidades tímbricas con cantantes de soul americanas. Este concierto, según explica Magnum Nadal en su presentación, fue inspirado por obras como The B Sides, Concerto for Turntables and Orchestra y Sinfonia for Eight Voices and Orchestra, que parten de un punto en común: incluir instrumentos orquestales poco convencionales, como sonidos electrónicos, voces sintetizadas o proyección de material. Nadal dice que “VOCALOID funciona dentro de una composición como una entidad ecléctica: cantantes, instrumentos, fantasías virtuales y plataformas para desarrollar la creatividad”.
La productora vienesa, Cien Miller, también conocida como Crusher-P, tiene un punto de vista similar, y lo complementa con su experiencia personal utilizando el software: “Miku era diferente por las reglas de copyright. Puedes usar su imagen y su voz para tu música sin miedo de romper alguna regla. Era la fórmula perfecta porque las personas aman a Miku, y si la usas, las personas se interesan en lo que haces”. Miller se aproximó al sintetizador a la edad de 12 años, y sus composiciones para el programa actualmente superan los 25 millones de visitas en YouTube. La compositora vienesa comentó a The Washington Post que a sus 23 años (26 en la actualidad), se dedica completamente a componer canciones y música para videojuegos, gracias a la popularidad que logró tras compartir sus obras, utilizando el software en diferentes plataformas.
VOCALOID ha sido una herramienta importante, que ha impulsado el desarrollo de nuevas tecnologías para la creación de obras musicales, y su impacto a nivel internacional es evidente en la cultura digital, y con mayor preponderancia en la subcultura otaku. En este sentido, podría darle la razón a De la Vega cuando dice “el medio de la música electrónica parece atraer a una juvenil y multicolor caravana de inexpertos e impreparados jóvenes” (1965, 29), sin embargo, también atrae a estudiantes de maestría, personas que quieren acercarse a los estudios musicales, antropólogos, productores y estudiantes de la música clásica que deciden enseñar el Réquiem de Mozart a un software digital con fines de entretenimiento. En este sentido, ha logrado mucho más que un fanbase, y hace que diferentes mundos se encuentren en un solo programa de computadora y que culturas diversas se mezclen en espacios digitales para compartir a través de su uso. Sobre la evolución de la música electrónica, señala De la Vega: “los críticos y musicólogos -como es también usual- se muestran impotentes para predecir qué le pasará a esta peculiar, ´misteriosa´ y a menudo anatematizada manera de componer música. Asimismo, los compositores de tipo tradicional -sin incluir, desde luego, los que pertenecen al vasto mundo de la música popular- se muestran también confundidos o reaccionan vitriólicamente contra lo que consideran ser la destrucción del arte de la música”. (1965, 29)
La música electrónica, así como el arte, se va adaptando a las necesidades de sus consumidores fuertes y responde a las necesidades de una era digital en busca de nuevas sonoridades. En 1965, mientras Aurelio de la Vega escribía este ensayo, muy probablemente no se imaginaba el fenómeno que llegaría unos 35 años más tarde. Tal vez críticos y musicólogos de la época tampoco esperaban que en la actualidad se realizaran conciertos en vivo donde miles de personas vitorean, cantan e interactúan con una imagen 3D proyectada tras una pantalla. VOCALOID es el producto de una sociedad sumida en la tecnología, y Hatsune Miku, la imagen de la juventud, ahora algunos adultos, que buscan formas novedosas de aproximarse a la música.
Incluso más allá de lo artístico, la popularidad de la Línea Vocal de Personajes y su impacto en la cultura digital parte de la idea de tener a un ídolo o a una imagen comercial casi perfecta, con la que se puede interactuar a través de su software accesible al público, y cuya interfaz permite su uso para que tanto músicos profesionales como aficionados y principiantes, como una chica vienesa de 12 años, puedan dar uso a esta herramienta y explorar un universo de opciones, que no serían posibles sin el desarrollo de la música electrónica y la accesibilidad que brindan las herramientas digitales.
Bibliografía
De la Vega, A. (1965). En torno a la música electrónica. Revista Musical Chilena, 19(94), 29-42.
Isfiaty, T. (2020). Study of Cultural Transformation Based on the Hatsune Miku–Vocaloid Phenomenon. In International Conference on Business, Economic, Social Science, and Humanities–Humanities and Social Sciences Track (ICOBEST-HSS 2019) (pp. 64-66). Atlantis Press.
Jenkins, M. (2018). This Singer is part hologram, part avatar, and might be the pop star of the future. The Washington Post. Recuperado de https://www.washingtonpost.com/entertainment/music/this-singer-is-part-hologram-part-avatar-and-might-be-the-pop-star-of-the-future/2018/07/05/e2557cdc-7ed3-11e8-b660-4d0f9f0351f1_story.html.
Jude, G. (2018). Vocal Processing in Transnational Music Performances, from Phonograph to Vocaloid. University of California, Davis.
Kenmochi, H. (2010). VOCALOID and Hatsune Miku phenomenon in Japan. In Interdisciplinary Workshop on Singing Voice.
Nadal, M. C. (2018). Real virtuality: An examination of digital identity and the ethical boundaries and benefits of appropriation in" real": Concerto for vocaloid. California State University, Long Beach.
Stark, A. (2018). Virtual pop: gender, ethnicity, and identity in virtual bands and vocaloid (Doctoral dissertation, Cardiff University).
Oscaris Moraima Guevara Araya (Venezuela, 1998) Licenciada en Lengua y Literatura Modernas por la Universidad Modelo, en donde fue editora de la revista Al pie de la letra. Ha participado en las óperas Pagliacci, Don Giovanni y Cavalleria Rusticana de la Orquesta Sinfónica de Yucatán como parte del Taller de Ópera de Yucatán. Actualmente estudia la licenciatura en Artes Musicales en la Escuela Superior de Artes de Yucatán.
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