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Cultura

'Tiempos de Pandemia', el libro de Susana Camino que expone lo oscuro del amor

Susana Camino, autora habanera, presenta Tiempos de Pandemia, libro que reúne 12 relatos escritos durante el confinamiento. "Escribí mucho sinceramente sobre la infidelidad, el marido infiel o la mujer infiel"
La escritora visitó las instalaciones del POR ESTO! a su paso por Mérida rumbo a la Feria del Libro de La Habana
La escritora visitó las instalaciones del POR ESTO! a su paso por Mérida rumbo a la Feria del Libro de La Habana / Daniel Silva

A la escritora cubana Susana Camino la alegría por la vida y el amor le salen por los poros de la piel. Ella siempre escribe cuando está feliz y cuando la musa de la inspiración la sorprende, generalmente por las madrugadas, con un bolígrafo y papel preferidos en la mano. Desde el 2014 cuando empezó con novelas, cuentos y narraciones no ha parado y no se detendrá, menos ahora. Alterna su tiempo entre clases de español, talleres y literatura en Alemania, donde llegó por amor, esa brújula fantástica que mueve su destino. Como si fuera su último deseo, imagina pasar su vejez frente al mar, con ron cubano, comer un rico pescado y fumarse un puro, mientras mira el atardecer habanera.

Está de paso en Mérida porque, en el marco de la Feria del Libro de la Habana, donde México será el invitado especial, este 25 de abrir, a las 11 de la mañana en la librería Fayad Jamis, en Calle Obispo, que es una de las más concurridas en la Habana, muy cerca del famoso bar donde Ernest Hemingway recogía las historias de los pescadores para sus novelas, ella presentará Tiempos de pandemia, un rico y ameno menú de cuentos cortos que reviven los momentos del confinamiento, en la que abre la caja de pandora para dar lugar a las revelaciones oscuras y de amor, que hacen reflexionar al lector y que traen enseñanza sobre el comportamiento humano, siempre sorprendente e inesperado.

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También presentará el 27 de abril en la sede de la Feria del Libro, en la Fortaleza San Carlos de la Cabaña, y el 5 de mayo en Varadero, en el hotel San Fish Varadero, a las 2 de la tarde, el libro Chefarándula, raíces que unen dos culturas, que Susana Camino aderezó con su estilo, con la sal y la pimienta, las recetas del chef español Miguel Ángel Jiménez, que incluye 25 recetas elaboradas a manera de anécdotas e historias, con 50 personalidades de la cultura cubana.

Para ella cocinar una novela significa abrir la puerta a los ingredientes, poco a poco, agitarlos con su capacidad literaria y crear un gran “sopón”, oloroso, agradable para el paladar del lector, en la que siempre haya amor, en la que se reflejen las vivencias cotidianas, las costumbres, los estilos de vida, los perfiles humanos de mujeres y de hombres.

Admira a la mexicana Laura Esquivel y a su novela "Como Agua Para Chocolate" que influyó en un episodio de su novela La salahombres (2016), en la que la cocina está íntimamente ligada al amor, al sexo.

“Estoy muy contenta de estar aquí, me gusta este periódico desde que soy una niña, desde que yo era una niña admiro mucho a POR   ESTO!, a sus fundadores (Mario Renato Menéndez Rodríguez y a doña Alicia Figueroa) los quiero tanto, los respeto tanto porque hacen un periodismo de primera y estoy muy contenta, pero muy contenta que me hayan invitado a tan bello periódico, muchísimas gracias por ello, por ustedes, muchísimas gracias a México por ser tan lindos y tan hospitalarios”.

En la Redacción de POR ESTO!, Susana Camino habla con soltura sobre Tiempos de Pandemia, una colección de cuentos entre colegas, varios amigos, incluso dos actrices cubanas que ahora están en la telenovela, una de ellas Alicia Echavarría, que como amante del café escribió sobre este delicioso sabor y aroma durante la pandemia, pero la mayor parte de los cuentos son de su autoría. Hay uno, el de la Profesora  Ingrid Stritzelberger, que se llama Paseando porque ella narraba lo que contemplaba durante el confinamiento, o el cuento Hotel, una historia de desamor y engaño generado por un marido que anunció un viaje pero que se la pasó en un hotel con su amante.

“Ahí hay muchas cositas en la que te das cuenta que la gente no estaba tan aburrida. La gente estaba tan encerrada en casa que nunca nos había pasado en la vida, entonces tenía ganas de arte y vieron una escapatoria y yo dije, vamos a escribir y hubo algunos que no se atrevían a escribir y yo les decía, dale escribe un cuento como fue el caso de Asel María Aguilar Sánchez, quien escribió sobre la relación amorosa que sucedió en la cuarentena, que fue como una declaración de amor a esa pareja, actualmente siguen juntos, pero ella quiso hablar sobre el amor. Son cuentos cortos, pero de diferentes facetas”, dice Susa sonriendo.

Así es ella. Siempre riendo, alegre. Mira la vida con optimismo. De las cosas negativas que se ocupen otros autores: “No quise escribir sobre eso, pensaba que otros iban a escribir y yo quería escribir sobre otra cosas que hicieran a la gente feliz y cosas dinámicas, que no fueran de muertes, porque pienso que hay otros autores que quizá ya escribieron sobre eso y yo quería salir de esa monotonía, la pandemia, la muerte, las enfermedades, y todo lo que pasó con la pandemia eso no quise exponerlo porque ya estábamos hartos de eso y por qué comprar un libro que vas a ver lo mismo que viviste, los muertos que enterraste”.

“Entonces yo pienso que había que contar cosas que pasaron dentro de las casas, escribí mucho sinceramente sobre la infidelidad, el marido infiel o la mujer infiel. Cómo se abrió la caja, como se desgajó, una caja encerrada, lleno de hipocresía, falsedad, una caja llena de mentiras, como el caso del cuento de Alexa. Aquí con Alexa hago un llamado sobre las cosas cibernéticas, como Alexa delató una masturbación o algo así, cuando el marido llegaba Alexa le contaba al marido todo lo que hacía la mujer en la red con otros hombres y eso pasó en la cuarentena”, y de nuevo vuelven las risas. Susana se acomoda en el sillón, mueve con soltura los brazos, cruza la pierna, muy cubana, caribeña, que al principio le resultó difícil vivir en Alemania, soportar el frío invernal, a lo que, según dice, nunca se acostumbrará.

Susana Camino prácticamente se ha abierto camino ella misma desde los 12 años cuando empezó a escribir, pero fue más adelante cuando presentó su manuscrito bajo el brazo. Esperó hasta tener una buena historia que contar, como ahora Tiempos de Pandemia, que la ilusiona presentarlo en la Feria Internacional de la Habana, ha donde ha acudir en tres ocasiones también como novelista y ahora en la librería Fayad Jamis, poeta mexicano que vivió en Cuba muchos años, lo que le impregna una conexión, una vibra muy positiva.

Es una tarde de evocaciones. Aceptó escribir el prólogo y darle forma literaria a las anécdotas de Chefarándula por la sencilla razón que le gusta la cocina. “Me encanta la cocina o si no, no lo hubiera aceptado. Entonces él me dice: necesito una escritora que me ayude a redactar el libro, porque él cocina y yo escribo, entonces yo puse, como el dijo en una entrevista que le vi en la televisión cubana, la sal y la pimienta en el libro”.

“Este libro tiene mucho significado porque en nuestro país, no en todo, se están estrenando muchas cosas en materia alimenticia. Qué hacía Miguel Ángel, ese día él se levantaba cuando iba a hacer el programa por YouTube Live y cocinaba con los ingredientes que tenía. Por ejemplo, el ñame, pues hizo croquetas de ñame, lo que encontraba maíz, se hacía tamales, pero no es un tamal que conocemos, era al horno o empalizado o en su forma se parecía como un dulce y muchas recetas que tenía un toque un poquito español de él y un poquito más caribeño. Por eso el libro se llama chefarándula porque él es el chef de la farándula, raíces que unen dos culturas”.

Susana escribió los detalles del encuentro del chef con los músicos, con las actrices cubanas, casi 50 artistas, la química fue espectacular y todos se fueron muy contentos de la cocina de Miguel y luego escribió la introducción, de cómo la pasaron esa tarde, por eso funcionó este libro.

SUS INICIOS

Camino nació en la Habana en 1970 y hace 36 años que salió de Cuba. Empezó a escribir en la Casa de la Cultura cuando era niña, cuando cursaba la primaria y desde esa época ya tejía historias y cuentos, pero las dejó reposar.  “Para mí era muy importante buscar una buena historia si no, no iba a empezar a escribir, hasta que empecé a escribir mi primera novela La salahombres (2015), que es una historia costumbrista sobre una mujer cubana pero con conflictos entre familias, parejas, y la Cuba contemporánea y había mucha tinta y todavía faltaba, me han pedido la segunda parte pero la verdad no he tenido tiempo por el tiempo de pandemia y estamos en tiempo de pandemia pero no me dediqué más a la segunda parte, pero yo si siempre quise empezar con una buena historia”.

De hecho, La salahombres podría llevarse a la pantalla, sólo lo detiene el tiempo. Ahí Miriam es el eje central y sus cuatro primas, la historia se desarrolla en el mundo marginal de Santiago de Cuba y refleja muchas etapas de su vida de niña, cómo abandonó a sus padres, su primer novio a los 13 años. Algunos lectores consideran que ella fue víctima, pero que como autora Susana afirma que si fue víctima o verdugo lo mejor es que el lector lo clasifique.

MUJER EMPODERADA

“Yo pienso que la mujer empoderada… yo la admiro, para mí yo amo a la mujer empoderada, pero a veces me entristezco porque molesta, a los hombres les molesta, nos falta muchísimo, hay que unirnos mucho mucho mucho más para llegar a donde queremos llegar porque vivimos todavía, incluso en Europa, en esa Europa que dicen que es muy sofisticada todavía no, la mujer sufre y todavía la mujer necesita ser escuchada. Yo he tenido la suerte de que también los hombres me lean porque yo he generalizado, porque no me he concentrado sólo en la mujer, por ejemplo, en mi novela el Amante Alemán el protagonista es Alexander y él es el que sufre, el sufre no por amor de una mujer sino por una trampa que le ponen, por eso fue a la cárcel, pero yo siempre también he escrito para los hombres y por eso nunca he tenido hasta ahora ningún problema en ese aspecto”.

“Le tengo que agradecer mucho a Cuba, le tengo que agradecer mucho a mi país. Yo me hice escritora en mi país. Cuando yo llegué por primera vez con el manuscrito de La salahombres me acogieron muy bien si ser hija de, sin ser sobrina de, sin ser nieta de, de verdad yo misma me eché para delante, tuve muchos desafíos, me cerraron muchas puertas, pero soy muy perseverante y luché mucho, pero Cuba me abrió las puertas como mujer escritora y hoy estoy muy contenta con lo que ha sido. Cuba ha sido muy buena anfitriona, muy buena madre para las autoras cubanas, sinceramente estamos muy contentas”.

CÓMO COCINAR UNA NOVELA

“Me gusta Laura Esquivel. Les digo una cosa, cuando leí Como agua para chocolate ahí empezó mi amor en la literatura por la cocina y me atrevería a decir que en la novela de La salahombres hay un capítulo en la que Miriam quería seducir a uno de esos amantes y pienso que esa novela tuvo mucha influencia en ese capitulo”.

“Escribir una novela no es difícil, pero yo pienso que lleva mucho amor y mucha concentración, pero mucho amor a lo que estas escribiendo, porque mis colegas me dicen se me da mucho mejor la novela que los cuentos.

Pero pienso que es cono cocinar. Los ingredientes te van tocando la puerta, tienes la cebolla, tiene el ajo, la pimienta. pero te está tocando la puerta el pimiento, el ají, como dices ustedes, tu abres la puerta lo dejas pasar y lo echas a la olla y después te toca la puerta el chilin y déjalo pasar, y así se va formando ese gran sopón rico que es la novela. Pero es una buena comparación, pero es como cocinar, los ingredientes te van tocando la puerta y hay que dejarlo pasar. Escribir una novela es como tener un saco donde vas poniendo las cosas y es un saco que tiene un hueco debajo que no se llena. El final de la novela es lo más difícil. Me han dicho así, ya. Pero ya les conté todo, que más quieren”.

En algún espacio de la novela o de algún texto siempre estás presente. Susana lo sabe perfectamente. “En la salahombres una escena amorosa que me pasó a mí la puse, porque para mí ha sido la mejor escena amorosa que he vivido.  A mí me encanta mucho el erotismo, sin el erotismo no hay novela, tiene que haber un poco en mi novela, tiene que haber un poco de sexo. La salahombres no mataba a los hombres…tiene que haber un poco de sexo, no sé, es la vida, es el condimento especial. Yo pienso que cositas que han pasado si los pongo en el sopón y sabe rico.

Una experiencia que una ha tenido sí, y alguna historia que me ha pasado sí y les cambias los nombres”.

Cuenta que en cierta ocasión empezó a escribir un texto, pero en primera persona del singular y la editora, al leerlo, le dijo que le faltaban cositas que se le estaba olvidando y que mejor era escribir en tercera persona del singular, y así lo hizo. “En esta carrera debes aprender a escuchar a los que saben”.

“Me gusta la lírica, la novela, no ciencia ficción, aunque tengo un cuento erótico de ciencia ficción en tiempos de pandemia y es la primer vez que cuento sobre extraterrestres y el sexo, pero no me encuentro en la ciencia ficción sino en la lírica, en lo romántico, en la historia. Yo recién empecé en esta carrera, desde el 2014 empecé a escribir y no he parado más. Y no pararé, necesito escribir para sentirme feliz. Escribir ciencia ficción en un cuento, pero no nunca había escrito”.

Mientras se acomoda en el sillón, Susana confía secretos. “Me gusta escribir a mano, no escribo en la laptop, yo escribo a mano porque tengo más diálogo con mis personajes, tengo más cariño por lo que estoy haciendo, estoy dentro, cuando estoy escribiendo a mano estoy dentro, cuando estoy en la laptop no estoy dentro. He escrito en una mesa de piel, en una esquina…escribo donde la señora musa me inspire, no tengo preferencia de lugares para escribir. Siempre tengo un boli y eso sí, el boli me tiene que gustar, ya sea así cueste un Euro, tiene que gustarme y el papel también. Me tiene que gustar el papel y la tinta para que fluya la escritura. Yo tengo que escribir cuando soy feliz, cuando tengo un desamor o cuando tengo una cosa mala no me entra nada. Yo he estado viviendo un gran desamor en mi vida y he estado 8 meses sin escribir, yo tengo que sentirme muy bien, muy feliz para escribir. Y eso, lo que me pasó, lo puedo escribir, pero lo tengo que dejar que pase el tiempo, pero mucho tiempo, para decir, esto que viví yo. No se debe, y es una recomendación, escribir una cosa o un momento desagradable, deja el tiempo pasar y luego lo escribes más claro. Con ira no se escribe, por eso debo estar contenta para escribir”.

En Alemania imparte clases de español en la universidad y también de manera particular y ese fue un factor para empezar a escribir. En muchos casos la soledad afecta de modo negativo, pero en ella la soledad en Europa detonó la escritura, la hizo creativa. “Escribir de día me da la sensación de que estoy perdiendo la vida porque todos están vivos, cuando estoy escribiendo de madrugada, cuando la mayoría duerme no estoy perdiendo el tiempo (ríe). Cuando la mayoría duerme yo estoy creando. Pero escribir por escribir es malo, a uno le tiene que gustar lo que está haciendo, debe sentir la satisfacción, por eso hay escritores buenos y malos, hay unos que venden millones de libros. Pienso que escribir buenas historias que la gente aprenda de eso, algo con que se identifique, que la lectura te brinde enseñanza”.

Vivir en Alemania ya es un asunto de costumbre, ella se acostumbró al invierno, pero nunca a la nieva, aconseja adaptarse a las circunstancias de un nuevo país, como lo hizo, aprendiendo el idioma, las costumbres, tradiciones y sobre todo respetar a la gente. Ahora, ya con 32 años de vivir en ese país, se siente integrada, acude a la fiesta de la cerveza, aunque no puede terminarse una completa, canta sus canciones, las tararea, y ellos acuden a sus fiestas cubanas.

El alemán, agrega, no te abre el corazón, te abre el alma, poco apoco, a mi tampoco me gusta que sean tan confianzudos que al primer momento te estén abrazando y besando. Eso se respeta, te dan la mano, ahora el puñito. Y por ahora, por amor, fue a Alemania. El padre de mi hijo lo conocí en Cuba y vivió un tiempo allá y regresamos a Alemania donde nació mi hijo Cristopher que ahora tiene 29 años y me quedé ahí, pero siempre por amor. Aunque varias veces ha regresado a Cuba durante la pandemia, tiene la añoranza de quedarse algún día.

“Yo soy muy atrevida, me he montado en un avión con mi cubrebocas e iba a Cuba, respetando la contingencia sanitaria. Nunca me pasó nada, nada, dos veces he ido a cuba. Sabes me gustaría pasar mi vejez en el mar, cerca del mar, comiendo pescado, con mi vasito de ron contemplando el atardecer.  Soy adicta al puro, es mi única adicción. Y quiero aprender torcer mi habano como lo hacía mi abuelo, pienso que es un jobie nuevo en mí y después prenderlo, me da esa hoja Ah después de un buen almuerzo, de un buen pescado, qué rico. Por su puesto me gustaría en la costa habanera”.

Susana Camino se ríe siempre, esa risa cubana que caracteriza a las personas apasionadas por la vida, que fluye como el agua y que va directo al corazón.

hizo la tesis en la que fusionó la épica Mambisa  con la épica del mor. La tesis la llamó amores y desde esa época, hasta hoy lo sigue haciendo.

En la mayor parte de sus obras aparecen caballos, toros o colibríes, pero los primeros representan la energía y la potencia, pero trata siempre de contraponerlo con la imagen femenina. Por ejemplo, en una de sus obras pinta un bisonte, cuya cabeza es obscura y luego salen de ahí dos líneas que dibujan el cuerpo del animal y al final una mujer tocando el violín.

“Me he dado cuenta que contraponer el mundo diferente es bueno porque uno ayuda al otro, parece que la vida es así, lo negativo y lo positivo, la lucha del contrario y pienso que sí, ahora miso trato siempre de ser un juego también…yo soy muy figurativo y trato de dar soluciones y poner un sentido abstracto en las composiciones e incluso a veces hago un elemento y lo degrado en un objeto muy abstracto y eso es muy sugerente porque a veces no hay que explicarlo todo”.

“El amor es fundamental, y es curioso a veces hay una situación que me dicen que soy muy erótico, hay quienes no tienen el valor de poner un cuadro mío en la sala, que no es el caso aquí, por ejemplo, son muy valientes.  Entonces me dicen que yo soy un pintor para los cuartos. Incluso en varias películas cubanas o novelas, cada vez que me han pedido una obra para el set lo ponen en el cuarto”.

“Yo pienso que si, hay mucho prejuicio y entonces siempre el arte va a salvarlo todo, el arte, porque evidentemente hay cosas que no soy arte, entonces esas cosas molestan, esas cosas no salvan la vida en ningún lugar, entonces, pero cuando hay arte, entonces si se justifica que tengas un cuadro…yo pienso que el arte lo salva todo”.

Luego de la plática, del café, de la amplia charla, Ernesto y su hija recorrieron la biblioteca de Don Mario y Doña Alicia.  Luego, al despedirse se fusionaron en un abrazo. Se despidieron, como siempre lo había hecho, con la esperanza de volverse a ver algún día.

Una experiencia que una ha tenido sí, y alguna historia que me ha pasado sí y les cambias los nombres”.

Cuenta que en cierta ocasión empezó a escribir un texto, pero en primera persona del singular y la editora, al leerlo, le dijo que le faltaban cositas que se le estaba olvidando y que mejor era escribir en tercera persona del singular, y así lo hizo. “En esta carrera debes aprender a escuchar a los que saben”.

“Me gusta la lírica, la novela, no ciencia ficción, aunque tengo un cuento erótico de ciencia ficción en tiempos de pandemia y es la primer vez que cuento sobre extraterrestres y el sexo, pero no me encuentro en la ciencia ficción sino en la lírica, en lo romántico, en la historia. Yo recién empecé en esta carrera, desde el 2014 empecé a escribir y no he parado más. Y no pararé, necesito escribir para sentirme feliz. Escribir ciencia ficción en un cuento, pero no nunca había escrito”.

Mientras se acomoda en el sillón, Susana confía secretos. “Me gusta escribir a mano, no escribo en la laptop, yo escribo a mano porque tengo más diálogo con mis personajes, tengo más cariño por lo que estoy haciendo, estoy dentro, cuando estoy escribiendo a mano estoy dentro, cuando estoy en la laptop no estoy dentro. He escrito en una mesa de piel, en una esquina…escribo donde la señora musa me inspire, no tengo preferencia de lugares para escribir. Siempre tengo un boli y eso sí, el boli me tiene que gustar, ya sea así cueste un Euro, tiene que gustarme y el papel también. Me tiene que gustar el papel y la tinta para que fluya la escritura. Yo tengo que escribir cuando soy feliz, cuando tengo un desamor o cuando tengo una cosa mala no me entra nada. Yo he estado viviendo un gran desamor en mi vida y he estado 8 meses sin escribir, yo tengo que sentirme muy bien, muy feliz para escribir. Y eso, lo que me pasó, lo puedo escribir, pero lo tengo que dejar que pase el tiempo, pero mucho tiempo, para decir, esto que viví yo. No se debe, y es una recomendación, escribir una cosa o un momento desagradable, deja el tiempo pasar y luego lo escribes más claro. Con ira no se escribe, por eso debo estar contenta para escribir”.

En Alemania imparte clases de español en la universidad y también de manera particular y ese fue un factor para empezar a escribir. En muchos casos la soledad afecta de modo negativo, pero en ella la soledad en Europa detonó la escritura, la hizo creativa. “Escribir de día me da la sensación de que estoy perdiendo la vida porque todos están vivos, cuando estoy escribiendo de madrugada, cuando la mayoría duerme no estoy perdiendo el tiempo (ríe). Cuando la mayoría duerme yo estoy creando. Pero escribir por escribir es malo, a uno le tiene que gustar lo que está haciendo, debe sentir la satisfacción, por eso hay escritores buenos y malos, hay unos que venden millones de libros. Pienso que escribir buenas historias que la gente aprenda de eso, algo con que se identifique, que la lectura te brinde enseñanza”.

Vivir en Alemania ya es un asunto de costumbre, ella se acostumbró al invierno, pero nunca a la nieva, aconseja adaptarse a las circunstancias de un nuevo país, como lo hizo, aprendiendo el idioma, las costumbres, tradiciones y sobre todo respetar a la gente. Ahora, ya con 32 años de vivir en ese país, se siente integrada, acude a la fiesta de la cerveza, aunque no puede terminarse una completa, canta sus canciones, las tararea, y ellos acuden a sus fiestas cubanas.

El alemán, agrega, no te abre el corazón, te abre el alma, poco apoco, a mi tampoco me gusta que sean tan confianzudos que al primer momento te estén abrazando y besando. Eso se respeta, te dan la mano, ahora el puñito. Y por ahora, por amor, fue a Alemania. El padre de mi hijo lo conocí en Cuba y vivió un tiempo allá y regresamos a Alemania donde nació mi hijo Cristopher que ahora tiene 29 años y me quedé ahí, pero siempre por amor. Aunque varias veces ha regresado a Cuba durante la pandemia, tiene la añoranza de quedarse algún día.

“Yo soy muy atrevida, me he montado en un avión con mi cubrebocas e iba a Cuba, respetando la contingencia sanitaria. Nunca me pasó nada, nada, dos veces he ido a cuba. Sabes me gustaría pasar mi vejez en el mar, cerca del mar, comiendo pescado, con mi vasito de ron contemplando el atardecer.  Soy adicta al puro, es mi única adicción. Y quiero aprender torcer mi habano como lo hacía mi abuelo, pienso que es un jobie nuevo en mí y después prenderlo, me da esa hoja Ah después de un buen almuerzo, de un buen pescado, qué rico. Por su puesto me gustaría en la costa habanera”.

Susana Camino se ríe siempre, esa risa cubana que caracteriza a las personas apasionadas por la vida, que fluye como el agua y que va directo al corazón.

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JG

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