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Voltereta letal

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LOS ANGELES, EU, 28 octubre (AFP).- Los Medias Rojas de Boston perdían por cuatro carreras tras la sexta entrada pero acabaron imponiéndose 9x6 este sábado a los Dodgers de Los Angeles para acariciar su noveno título de Serie Mundial, al adelantarse 3-1 en la eliminatoria al mejor de siete partidos.

El mánager de los locales, Dave Roberts, retiró al lanzador Rich Hill luego del sexto rollo y lo pagó caro, con hasta nueve anotaciones encajadas al final.

En la séptima entrada, Mitch Moreland firmó un cuadrangular de tres carreras por Boston, en la octava Steve Pearce la mandó nuevamente por encima del muro en solitario y, en la novena, llegó el definitivo descalabro para los angelinos, con hasta cinco rayas permitidas que neutralizaron el vuelabarda de tres carreras en el sexto rollo del cubano Yasiel Puig.

Los locales se permitieron soñar en su último turno con el bate, con un nuevo jonrón de dos carreras del puertorriqueño Kiké Hernández que ponía el 6x9, pero terminaron cediendo un triunfo que sintieron suyo durante unos minutos.

Los Medias Rojas pueden sellar su victoria en la Serie Mundial este mismo domingo en el Dodger Stadium, cuando se dispute el quinto juego.

Ilusión inicial

Con el estelar ex basquetbolista Kobe Bryant presentando a los jugadores locales y otra leyenda de los Lakers como Magic Johnson también en las gradas, había motivos para el para la fiesta entre los angelinos, que venían de ganar un épico tercer partido la jornada anterior.

El público, después de haber vibrado con las más de siete horas de juego en la víspera, esperaba el mismo resultado aunque, a poder ser, en un menor lapso de tiempo.

Max Muncy, héroe en la previa con el jonrón de la victoria, fue el más vitoreado. Cada vez que saltaba al campo, el Dodger Stadium le dedicaba una atronadora ovación.

Nathan Eovaldi, en principio llamado a ser el pitcher titular de los visitantes, se quedó fuera del cuarto partido tras sus 97 lanzamientos del día anterior, dejando su lugar al venezolano Eduardo Rodríguez, que se convirtió en el primer relevista desde 1924 en abrir un juego de la Serie Mundial tras haber lanzado en la víspera.

Por el otro lado, el veterano Hill, con 38 años y 230 días, era el más veterano en arrancar para los Dodgers en esta instancia desde Sal Maglie en 1956.

Y, como acusando el esfuerzo pasado, las ofensivas empezaron con poca eficacia, viviendo un duelo de pitcheo entre el vinotinto y el estadounidense.

Hill se mostraba infranqueable por los locales. También Rodríguez por Boston hasta que, en el sexto inning, un sencillo impulsor de Cody Bellinger permitió la primera anotación de los angelinos por medio de Justin Turner, que antes había firmado un doble.

A continuación, con dos a bordo, Puig hizo de las suyas y firmó un jonrón con el de origen dominicano Manny Machado y Bellinger en bases para poner el momentáneo 4x0 en el marcador.

El estadio se vino abajo. Los aficionados sintieron que acariciaban las tablas en la eliminatoria y el técnico Dave Roberts decidió sentar entonces a Hill.

Tristeza final

Como el día anterior, la apuesta no resultó. El novato Walker Buehler había silenciado a la poderosa ofensiva de los Medias Rojas el viernes y, nada más marcharse, anotaron los visitantes. Este sábado, también. Y a lo grande.

Hill se despidió tras seis entradas y un tercio, con siete ponches y luego de haber autorizado únicamente un jit y, acto seguido, Moreland selló un vuelacerca de tres rayas por el jardín derecho para poner el 4x3 en el marcador.

El daño ya estaba hecho. El viento comenzaba a soplar en la otra dirección y Roberts no daba con la tecla en el dugout. Así, fue cambiando lanzadores y, entre medias, un jonrón solitario de Pearce materializó la pesadilla local en la octava entrada: de nuevo, empate. De 4x0 a 4x4. De Hill a mil y un pitchers. Todo había cambiado y, en la novena, un sencillo del dominicano Rafael Devers empujó una nueva anotación de Brock Holt para Boston.

A partir de ahí, la fiesta fue total para los Patirrojos, con cuatro rayas más que hicieron que los aficionados comenzaran a abandonar sus asientos cabizbajos. Tristes.

Ni el vuelabarda final de Hernández los consoló un ápice, sabedores de que están a un tropiezo más de dejar escapar su segunda Serie Mundial consecutiva y ver cómo les pasa por delante de nuevo la oportunidad de acabar con una sequía que dura ya 30 años.

Los de Boston, en cambio, ya han ganado tres títulos este siglo (2004, 2007, 2013) para ocho en total y, de lograr el cuarto el domingo, se convertirían en el equipo más condecorado desde el año 2000.