Juan Diego Casanova Medina
Cuatro días después de impartir una cátedra a sus alumnos de alto rendimiento, el entrenador cubano-yucateco Mario Roberto Figueroa Viart falleció la noche del lunes en el hospital O´Horán, sin haber podido asistir, como quería, al Palacio de la Música, donde se realiza el XXX Torneo Internacional de Ajedrez “Carlos Torre Repetto In Memoriam”.
A esa sesión de entrenamiento, que resultó la última en la vida de Figueroa Viart, quien durante algunos años fue instructor de la Selección Nacional Juvenil de Cuba, asistieron 3 de sus más avezados pupilos: Miguel Tadeo Palma Villanueva, Daniela María Mukul Aldana y José Manuel Yañez Espínola.
Pero no fue el único jaque artero que la parca la dio al deporte-ciencia en la Península. Hace menos de un mes, el 20 de noviembre para mayor precisión, murió en la Ciudad de Las Murallas, de forma repentina y en el día de su onomástico, el presidente de la Asociación de Ajedrez de Campeche, LAE Leobigildo Domínguez López.
Don Leo, un apasionado de la milenaria disciplina, también entregó su alma al Creador sin cumplir uno de sus mayores deseos: masificar ese arte-juego-ciencia en el vecino Estado. Si alguien hubiera podido levantar la afición en Campeche, ese era el LAE Domínguez López, quien al jubilarse decidió promover como nunca antes el juego de sus amores en esa entidad.
Don Leobigildo era conocido en el ámbito ajedrecístico yucateco, pues estuvo presente en varios eventos, como jugador o como dirigente visitante. Su fallecimiento fue un duro golpe para Campeche, que tardará mucho en reponerse de su pérdida.
Ayer, en la “Casa del Ajedrez” (calle 62 x 63), uno de los participantes del “Carlos Torre”, Rodrigo Trejo Alonzo, comentó que tan sólo un día antes de su muerte, intercambió mensajes con el cubano Figueroa Viart, quien le hizo saber que estaba mal de salud pero nunca se imaginó que su interlocutor estuviera tan mal.
Mario Figueroa impartía sus enseñanzas también a otros talentos infantiles yucatecos como Santiago Zacarías Rodríguez, Sofía Gómez Cámara y Eduardo Magaña López, en el Centro Ajedrecístico Infantil en Francisco de Montejo.
La noticia de su repentino fallecimiento corrió anteanoche como reguero de pólvora en el Palacio de la Música, donde consternó a muchos cubanos, varios de los cuales fueron a visitarlo antes en el nosocomio.