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La volvió a 'cruzazulear”

CIUDAD DE MEXICO, 1 de enero (NTX).- Con un cambio de mentalidad, un fútbol ordenado y ofensivo, Cruz Azul casi termina con sus fantasmas del pasado, luego que en el Torneo Apertura 2018 regresó a una final, pero fracasó en su intento por terminar con 21 años de sequía.

Luego del buen campeonato que realizó, se esperaba la consecución de esa ansiada novena estrella, que de paso pusiera fin a una serie de burlas y calificativos al trabajo del grupo en los torneos recientes.

La llegada de Ricardo Peláez a la dirección deportiva del club en este último semestre tuvo mucho que ver con que la afición cruzazulina se ilusionara, debido a que le impuso un nuevo sello al trabajo y fútbol celeste.

La historia comenzó a escribirse con el arribo al timón del portugués Pedro Caixinha en el Torneo Clausura 2018 en sustitución del español Francisco Jémez, quien tampoco pudo hacer mucho para darle una nueva imagen al plantel.

Sin embargo, en ese primer torneo al frente del cuadro cementero, las cosas no se le dieron como era de esperarse al estratega luso, quien regresó luego de estar en el futbol europeo y tras haber dejado campeón a Santos Laguna campeonatos antes.

En ese primer certamen al frente de “La Máquina”, el técnico comenzó a sembrar la semilla del buen juego del equipo a través de su sistema de trabajo que tanto explicó a lo largo de la competencia y luego se amalgamó de buena manera con la idea de Peláez.

Ambos, junto con la directiva que encabeza Guillermo Álvarez Cuevas, comenzaron a darle forma a lo que en el Apertura 2018 se daría en llamar el equipo sensación por los refuerzos y el estilo de juego que comenzó a imponer.

Con la experiencia adquirida a lo largo de su estadía en el club América, el ahora directivo celeste apuntaló al equipo desde la zaga, donde se hizo con los servicios de Pablo Aguilar y el chileno Igor Lichnovsky, y el medio campo con el argentino Iván Marcone.

En el ataque lo hizo con el también pampero Milton Caraglio, apuntalado con jóvenes como Roberto Alvarado y Misael Domínguez, quienes le dieron otro aire al equipo y se compenetraron bien con el resto del plantel.

Fue así que Cruz Azul comenzó a dominar de principio a fin la competencia y se le comenzó a marcar como claro favorito al título por lo que al cierre de la justa terminó en la primera posición con 11 ganados, tres empates e igual número de derrota, con un total de 26 unidades e impuso records para el club.

Además, concluyó con la mejor defensiva al recibir solamente 13 tantos en contra, fue el mejor local y estuvo entre los mejores cuatro visitantes. Muy buenos resultados para una temporada de renovación completa.

Todo ese trabajo de equipo, regresar al estadio Azteca, donde antaño consiguió grandes triunfos, le dieron al cuadro celeste la oportunidad de reencontrarse con su afición que llenaba el inmueble cada encuentro de local.

Sin embargo, la historia se repitió en la final al caer 0-2 ante América en el partido de vuelta en el que sus fantasmas volvieron a rondar al grupo, que no se encontró en la cancha en ninguno de los dos partidos de la serie y otra vez sucumbió.

El apoyo de su afición fue con todo para tomar revancha de aquella final que perdieron en el Clausura 2013 ante las “Aguilas”, cuando ya se tenía el triunfo en la bolsa, pero de nueva cuenta terminó por confirmar la frase de que la volvieron a “cruzazulear”.

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