Ocurrió hacia el final del encuentro, cuando la derrota de los Zorros estaba ya sentenciada. El primer grito fue contra Christian Calderón al realizar un despeje cuando el Necaxa ya tenía ventaja de 2-0.
Guadalajara, 26 de octubre (AS México).– Historia negativa se ha marcado en el Estadio Jalisco . Ha entrado en vigor la regla en contra del grito homofóbico que el futbol mexicano busca erradicar. Y el Atlas-Necaxa ha sido el primer encuentro detenido por el mal comportamiento de los aficionados en la tribuna .
Ocurrió hacia el final del encuentro, cuando la derrota de los Zorros estaba ya sentenciada. El primer grito de “eh, puto” fue contra Christian Calderón al realizar un despeje cuando el Necaxa ya tenía ventaja de 2-0. El sonido local pidió abstenerse de continuar con esa práctica. Pero los aficionados hicieron exactamente lo contrario.
Se repitió dos veces más, hasta que el árbitro Fernando Guerrero decidió detener el partido, ya en tiempo agregado. La afición explotó en contra del silbante con cánticos. Incluso, estalló el grito de “puto, puto, puto”, sin pudor alguno. Los seguidores rojinegros no pudieron con la frustración del resultado y provocaron el primer partido detenido por esta causa.
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Incluso, en la última jugada del encuentro, se escuchó nuevamente el “¡Eh, puto!”. Pero Guerrero prefirió terminar el partido antes de que esto siguiera ocurriendo.
Luego de lo sucedido en el estadio del Guadalajara, usuarios de redes sociales criticaron la actitud de la afición recalcando que la advertencia ya estaba hecha.
Durante la última fecha FIFA a principios de octubre, la Federación Mexicana de Fútbol, lanzó un vídeo para erradicar el grito homofóbico en los estadios del fútbol azteca. Las reglas eran las siguientes; Si se la afición lo hace, el sonido local esta obliga a pedirles que lo dejen de hacer.
De continuar, el árbitro pararía el juego y se les volvería a pedir que dejaran de gritar. La siguiente fase es mover a los aficionados fuera del estadio. Por último, se suspendería el espectáculo y todos a su casa.
Redacción / Sin Embargo