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Cubanofilia ajedrecística en Yucatán

Conrado Roche Reyes

En materia de ajedrez, como ya hemos subrayado varias veces, Yucatán se cuece aparte del resto de la República. En contraste con otros Estados, donde no falta gente que ve con malos ojos la nutrida participación de jugadores de Cuba, que es desde hace décadas una inagotable cantera de estrellas ajedrecísticas, aquí no sólo se motiva su inclusión en los torneos, sino que se les reconoce su aportación al desarrollo del juego en el país.

Tan es así que en poco más de cuatro meses se han programado sendos homenajes a combatientes del tablero de origen isleño que se quedaron a vivir en nuestra entidad, donde contribuyeron al impulso de la milenaria disciplina, bien sea como jugadores, entrenadores u organizadores.

El pasado 20 de junio, la categoría magisterial de la Copa Progreso llevó el nombre del malogrado entrenador antillano Mario Roberto Figueroa Viart, quien se había hecho cargo de talentos infantiles y que falleció en diciembre en Mérida durante la anterior edición del torneo “Carlos Torre Repetto In Memoriam”.

La próxima semana, el Ayuntamiento de Mérida, como desde hace 25 años, organizará una edición más de un evento que ya es una tradición: el “Modesto Castellón Castellanos”, en honor al destacado jugador de origen cubano que vino muy joven a Yucatán, donde se quedó a radicar y fue campeón estatal a lo largo de cuatro décadas. Todo un récord nacional.

En el marco de esa competencia, que tendrá lugar del viernes 11 al domingo 13 de este mes en la Unidad Deportiva Francisco de Montejo, en el fraccionamiento del mismo nombre, también se le hará un reconocimiento a otro personaje que mucho han influido en el papel vanguardista que han desempeñado los niños y jóvenes yucatecos en los torneos nacionales de los últimos 30 años.

Nos referimos al maestro internacional Ramón Antonio Huerta Sorís, director técnico de la Escuela de Desarrollo y Alto Rendimiento de Yucatán y el Sureste (Edarays), quien durante los primeros ocho años de su estancia en Mérida impartió en forma gratuita sus cátedras sobre el universo cuadriculado.

El grupo de mayor jerarquía de ese evento llevará el nombre del experimentado entrenador, que hace más de 30 años estuvo a cargo de la selección nacional juvenil de Cuba y del ex campeón mundial juvenil Wálter Arencibia.

Deberían tener muy en cuenta acciones como esa los que critican el hecho de que las figuras cubanas, por su elevada jerarquía, se lleven varios de los premios en eventos nacionales. Como si su presencia no fuera para los mexicanos una oportunidad de foguearse sin salir del país. Aunque plausible en su intención, la iniciativa de la Asociación de Ajedrecistas del Estado de Yucatán es en parte improcedente y además se queda corta. La competencia de la próxima semana se hace en memoria de don Modesto Castellón y no es muy acertado que digamos homenajear a otro personaje, aunque sea su compatriota de origen.

Pero, sobre todo, Huerta Sorís, autor de una decena de libros sobre la técnica ajedrecística y un metodólogo del juego ciencia, reconocido a nivel internacional, merece que se le rinda homenaje con un torneo propio y no necesariamente con la etiqueta de in memóriam.

Los homenajes a la gente realmente grande se deberían hacer en vida, como siempre ha remarcado otro gran impulsor del ajedrez en Yucatán, el empresario y entrenador ticuleño Gonzalo Marín Gómez, mejor conocido como “El Tigre”, quien predicó con el ejemplo. El fue el primero en organizarle en vida torneos en honor a Alejandro Preve Castro.

A la muerte de Preve, el mayor promotor del juego en Yucatán y quien levantó el “Carlos Torre”, el Ayuntamiento de Mérida retomó la competencia, que ahora es en su memoria y de carácter internacional.

Un cuarto cubano-yucateco recibirá pronto un homenaje ajedrecístico. El jueves 7 y viernes 8 de noviembre, el Colegio Americano, el primer plantel en México que adoptó el juego ciencia como materia regular en la currícula escolar, realizará su tradicional Torneo de Otoño. En este calendario, la competencia llevará el nombre de Santiago Suárez Portal, quien durante más de 30 años ha fungido como entrenador de ajedrez en esa escuela.

Ahora enfoquémonos en el “Modesto Castellón”. Por principio de cuentas, conviene saber que ese evento surgió precisamente a iniciativa de Suárez Portal, ex campeón estatal, quien hace un cuarto de siglo realizó ingentes esfuerzos para convencer a la Comuna meridana, donde también colabora como instructor de ajedrez, de lo justo que sería realizar una competencia en honor del monarca yucateco durante 40 años.

Don Modesto, de acuerdo con el libro “El Ajedrez en Yucatán”, cuyo autor es el ex campeón estatal Jorge Alberto Balam Díaz, nació en Sagua La Grande, Cuba, y fue monarca del Estado de 1923 a 1958, salvo un período de dos años, cuando fue despojado del título en polémica decisión al margen del tablero.

Hasta los 92 años de edad perdió el título, pero su verdugo fue más bien el Padre Cronos y no su destronador. Desde 1908, vinculado a la industria henequenera, se mostró como incansable promotor del juego ciencia. Ese año fue parte de la directiva del segundo club fundado en Yucatán, presidida por el licenciado José María Pino Suárez.

Cuando años después decayó el interés por el ajedrez en el medio local, don Modesto, para despertar la afición, jugó una partida a la ciega contra Pino Suárez, a quien venció. El longevo monarca llegó a medirse varias veces, en partidas informales, con Torre Repetto, pero, como comentaba el propio Castellón, “don Carlos estaba en otro plano”.

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