Conrado Roche Reyes
Películas imborrables. “Torero”, la vida de Luis Procuna y el miedoConsiderada unánimemente como la mejor película acerca de la fiesta brava filmada hasta ahora, el filme “Torero” nos narra la vida del matado Luis Procuna desde su más tierna infancia que fue en la más completa miseria. Su madre, para dar sustento a la familia tenía un puesto de antojitos callejeros en el Eje Vial Lázaro Cárdenas, pero que en la época en que vivió el matador Procuna era conocida como calle de “Niño Perdido” en la Avenida de San Juan de Letrán. De ahí su apodo que era “El berrendito de San Juan”, berrendito porque desde muy joven le salió un mechón canoso a un lado de la cabellera…
El niño Procuna desea salir de la pobreza y por aquellos años la única manera de hacerlo era siendo boxeador o torero. Conoce a un novillero muy humilde y fracasado un poco mayor de edad quien le comienza a enseñar los secretos del arte de lidiar reses bravas. Se muestran escenas muy impresionantes cuando su joven mentor lo lleva por primera ocasión a mirar el entrenamiento de los aspirantes a toreros, los llamados “maletillas” y entre estos le señala a uno en especial que se encuentra entrenando en short pero tiene las horribles piernas, literalmente cosidas por las frecuentes cornadas que sufre. Y le dice a Luis que eso le pasaría si no toma en serio la profesión y no se entrega a los entrenamientos y ensayos en cuerpo y alma.
El jovencito Luís Procuna comienza sus andanzas como novillero con éxitos regulares… Finalmente, toma la alternativa y se hace matador de toros. Procuna tenía un estilo sui generis de torear. Tenia un aguante que como dijera cierta vez el gran “Manolete” pocos toreros tenían. Toreando por alto es como enloquece a los públicos y poco a poco se va haciendo de fama y dinero. Pero Procuna, a pesar de enfrentarse cada domingo a los toros, era tan medroso, que en ocasiones sin motivo alguno estando el animal parado y sin peligro, él corría como un desesperado y se lanzaba de cabeza al callejón. Las famosas “Espantas”.
Todos los toreros sin excepción sienten miedo antes de partir plaza, pero en Procuna este miedo era algo terrible que lo dominaba en ocasiones. A pesar de todo, llegó a torear incluso en Madrid. Ha sido el torero mexicano con la quizá mayor personalidad en la historia. Todo esto lo retrata Carlos Velo, el director en este docudrama.
La muerte de Manolete acrecienta en Luis su horror y miedo al torear, hasta que lo dejó por un tiempo. Al volver a los ruedos sufre una grave cornada. Entonces se retira y se dedica a gozar la vida. Casado con una hermosa mujer, con hijos preciosos, es feliz.
Pero los aficionados y los periodistas no le perdonan su cobardía, y lo presionan a volver a los ruedos. Entonces regresa y en sus dos primeros toros está fatal, espantoso y el público le grita que es un cobarde y un sinvergüenza. Regala un toro al que hace una gran faena. La gente lo saca a hombros de la plaza entre el grito que consagra… ¡Torero, torero, torero!
Es un magnífico filme y al final, a pesar del triunfo obtenido, ya rico y famoso, obligado casi a seguir toreando, el filme termina con un Luis Procuna encerrado en sus pensamientos lleno de miedo por su próxima corrida. La película es de 1956 y fue un éxito de taquilla y de la crítica especializada ya que es además de la temática taurina, un espléndido estudio psicológico hecho por Carlos Velo acerca del miedo.