Juan Diego Casanova Medina
Para los Leones de Yucatán, con la misma base mexicana que inició la Temporada pero con el reemplazo del mánager, las cosas cambiaron con una mentalidad diferente, la que ha llevado todo ese esfuerzo hasta lograr el Campeonato de la Zona Sur. Ahora, se trata simplemente de continuar por ese camino, cosechando lo que ellos han sembrado: esfuerzo, dedicación y deseos de ser campeones, afirmó el Pbro. Lorenzo Mex Jiménez, capellán del conjunto melenudo.
“Yo pienso que están con una mentalidad positiva, con mucha humildad, porque no se han vuelto soberbios; la indicación que se les ha dado ha sido siempre esa, en las derrotas, no sentirse mal y en las victorias, no dejar que la soberbia los gane: humildad en todo momento y con eso podemos llegar lejos esta temporada”, aseguró el capellán que tiene 28 años ofreciendo este servicio a las fieras.
Fue testigo del campeonato en el 2006 y el del Torneo Primavera 18.1 y ahora está a cuatro juegos de recibir su tercer anillo que recibe el mejor equipo de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) en la Temporada 2019.
A este paso que llevan los Leones, va a cubrir pronto los dedos de las manos con anillos de Campeón, bromeó el cronista, a lo que el prelado contestó: “No es ser ambicioso, es ser realista, porque tenemos equipo para ser campeones”.
Señaló que ha entendido también el rol que desempeña en el equipo, porque no va a enseñarles jugadas pero sí va a motivar a los jugadores, a hablarles de la fortaleza espiritual que tiene todo en la vida, especialmente en el béisbol que es de mucha disciplina, de mucha dedicación, que requiere de sacrificios.
Pero más que enseñarles, confió, “yo he aprendido de ellos; el béisbol me ha enseñado muchas cosas, el béisbol es un estilo de vida, nos enseña que en la vida no siempre se gana, que se pierde, que en la vida hay que dedicarle tiempo a las cosas importantes, en la vida hay que apostarle siempre a la superación, a no desanimarse por los fracasos, porque el peor fracaso es ya no querer seguir luchando y eso es mental”, aseveró.
También acepta que uno no es eterno y que algún día ya no podrá continuar, no porque no quiera sino por motivos tal vez de salud o por estar en otra parroquia, y por ello, ha estado involucrando al Pbro. Juan Carlos San Agustín, porque añora que este espacio que se ha conseguido, en el que los melenudos los han cobijado, no se pierda, sino que se vaya aprovechando cada día más.
Está convencido de la importancia del tema deportivo pero también el lado humano del beisbolista, porque detrás de un número, detrás de un uniforme hay una persona con muchas necesidades, una persona a quien hay que apoyar, acompañar.
“Yo con los peloteros he llorado, he reído, he compartido con ellos momentos de tristeza y alegría, los triunfos, los campeonatos, las jugadas, pero también la muerte de algunos de ellos”, indicó.
Nos compartió que algo que le ha gustado mucho es que lo han buscado en distintos momentos de su vida fuera de lo que es el estadio, lo que quiere decir que se sienten tomados en cuenta, comprendidos, valorados, apoyados, animados y, sobre todo, que uno ha hecho cuanto esté de su parte desde su ámbito pastoral, para que pueda ser algo para que el equipo Leones de Yucatán sea un equipo de lucha, un equipo que está brindándole a la afición satisfacciones muy grandes. “Yo creo que ahí está el fruto a lo largo de esos años”, señaló.
Añoraba algún día ser amigo de un pelotero, al que veía como ídolos, cuando asistía a presenciar los juegos de los Leones en el Parque Carta Clara. Su deseo se le concedió y no de uno sino de todo un equipo, y no de un rato sino de toda una vida.
“Aquí estoy muy contento con este servicio, en las buenas y en las malas, cuando las cosas no han salido bien, es cuando hay que valorar las cosas, no soy un villamelón, son un aficionado al béisbol”, aseguró.