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Polvo de Estrellas

Gabriel Zapata Bello

El deporte de los puños, cuya primera función local data del 19 de febrero de 19041, ha sido el deporte que más fama y prestigio ha dado a Yucatán en el concierto deportivo mundial. Más de 15 campeones nacionales y siete campeones mundiales han surgido de los encordados locales, entre ellos el más grande atleta yucateco de todos los tiempos, el gran esgrimista y campeón mundial de peso mosca Miguel Canto.

Como toda actividad física en la que se derrocha energía, pasión y a veces hasta sangre, no todo es afición y entusiasmo por parte de la gente; también hubo detractores y vehementes opositores a la práctica del boxeo y de los espectáculos pugilísticos, quienes antaño solicitaron se prohibiera ese deporte en nuestro medio. El 6 de noviembre de 1923 en las páginas de un rotativo local salió publicada una atenta solicitud a la autoridad local:

“Pedimos al Gobernador que el llamado box, que no es mas que una punible y burda explotación a los incautos, sea prohibido en todo el territorio del Estado, imponiéndose las más severas penas a los infractores, y favorecer y fomentar, en cambio, los espectáculos dignos de la niñez, de la juventud y de la cultura yucateca. La aclimatación del box en Yucatán, Sr. Gobernador, es una vergüenza para el gobierno y para el Estado.”2

Dicha solicitud nunca prosperó y quizás obedeció a que el pugilismo gozaba de una gran popularidad entre los jóvenes, así como entre los aficionados que cada vez aumentaban en su número en la segunda década del siglo pasado. Las funciones boxísticas en esos años eran de frecuencia semanal –los miércoles en la noche- y no se limitaban al famoso embudo de Santiago, el Circo Teatro Yucateco, si no también se realizaban los bouts (combates) en teatros como el Virginia Fábregas (luego Novedades) así como el Principal de Progreso; en los clubes sociales como el Mérida (58 x 59 hoy Casa de la Música) y el Yucatán (59 núm.498), así como en los locales sindicales de Henequeneros, Ferrocarrileros y en la Casa del Pueblo, donde se escenificaron fragorosos combates entre esgrimistas locales y pugilistas de otros lares.

Pudo desarrollarse la actividad boxística en las décadas siguientes gracias a la iniciativa de empresarios como Acrelio Carrillo Puerto, Pelegrín Sáenz y el Sr. Coaña en los años veinte; del Carlos J. Casares Martínez de Arredondo en los cuarenta, de Fayo Solís, Beto Eljure y el Cap. Castro Gamboa en los sesenta y setenta, así como de William Abraham en los setenta y ochenta, entre otros; así surgió de nuestra entidad el primer campeón nacional, el santiaguero Raúl Solís, en 1948, lo mismo que nuestro primer campeón mundial, el esteta Miguel Canto, en 1975.

Una victoria por decisión dividida de este último en marzo de 1978, con la cual retuvo su cetro mundial en el Parque Carta Clara frente al dominicano Ignacio Espinal, fue ocasión para que Manuel Moreno, manager del derrotado retador, pidiera a la Comisión Mundial de Boxeo que vetase esta plaza para eventos pugilísticos, pues aducía parcialidad de los jueces que sancionaron la pelea, así como el supuesto desconocimiento de las reglas del boxeo por parte de nuestra comunidad boxística3. En realidad se trataba de un berrinche deportivo por parte del entrenador del dominicano, al cual Canto le dio la revancha meses después y en la cual le recetó a Espinal una auténtica lección del arte de la fistiana4, que hubiera hecho sentir orgulloso al fundador de este deporte, el Marqués de Queensberry.

1 La Revista de Mérida, 19 de febrero de 1904, p. 4.2 Novedades de Yucatán, 13 de julio de 1978, p. 6.3 Novedades de Yucatán, 9 de marzo de 1975, p. 144 Novedades de Yucatán, 14 de diciembre de 1975, p. 22.

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