La espera terminó y luego de cuatro años y cuatro meses una nueva Copa del Mundo está en marcha, esta vez en una sede y fecha inusual, pero con la misma ilusión de que el futbol una a las naciones y ofrezca un espectáculo inolvidable.
La tradición qatarí y la modernidad se mezclaron en la ceremonia de inauguración en el estadio Al Bayt de Al Khor, una de las joyas arquitectónicas erigidas para albergar la competición y escenario del primer partido, entre la selección anfitriona y la de Ecuador.
El escenario del acto no podía ser más adecuado. El estadio toma su nombre de las bayt al sha’ar, las tiendas tradicionales que usaban los nómadas de Qatar y de la región del Golfo y su estructura se asemeja claramente a ellas.
Bajo la presidencia del emir Sheikh Tamim bin Ha- mad Al Thani, muy aclamado por el público, el primer Mundial de la historia en Oriente Medio exhibió una ceremonia rápida, de media hora, por momentos muy sentida, en la que se mostraron las raíces del país, su vinculación al desierto, y se quiso mandar un mensaje de unidad, inclusión, respeto, tolerancia y modernidad.
El actor Morgan Freeman, que tuvo un papel importante en el inicio, aseguró que “el futbol da la vuelta al mundo y el que une a las naciones une también a las comunidades”.
El cantante Jung Kook, integrante del grupo surcoreano BTS, interpretó ‘Dreamers’, canción incluida en la banda sonora oficial del Mundial, junto al cantante qatarí Fahad Al Kubaisi, lo que también supone, según los organizadores, una llamada a la unidad de “toda la humanidad, salvando las diferencias a través del humanismo, el respeto y la inclusión”.
En la ceremonia hubo pequeños homenajes a las 32 selecciones, como breves fragmentos de canciones típicas con las que las aficiones las animan, y a ediciones precedentes de la Copa del Mundo, con la salida y despliegue de las mascotas, entre ellas Gauchito y Naranjito, así como con himnos de los últimos torneos, entre ellos el Waka Waka de Shakira.
Previamente, el exjugador Marcel Desailly, campeón mundial con Francia, introdujo el trofeo de la Copa del Mundo que ganaron los ‘bleus’ hace cuatro años en el Luzhniki moscovita y durante más de tres horas varios miles de se hicieron notar en uno de los fondos del coliseo de Al Khor.
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JG