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Videojuego de boxeo 'Undisputed' elimina a Ryan García por comentarios racistas. Jugadores con acceso anticipado podrán usarlo hasta diciembre.

El mundo del boxeo virtual se estremece ante la reciente decisión de Steel City Interactive, desarrolladores del videojuego 'Undisputed', de eliminar al controvertido púgil Ryan García de su roster de personajes jugables. Esta medida surge como respuesta a una serie de declaraciones altamente ofensivas y racistas publicadas por García en la red social X.

Los comentarios en cuestión, que incluían frases como "Odio a los negros" y referencias al infame grupo supremacista blanco Ku Klux Klan, generaron una ola de indignación en la comunidad deportiva y de gaming. Aunque García posteriormente se disculpó, alegando que sus palabras eran un intento de "troleo" sin intención real de ofender, el daño ya estaba hecho.

Las consecuencias para el boxeador no se limitaron al ámbito virtual. José Sulaimán, representante del Consejo Mundial de Boxeo, anunció la expulsión de García de la organización, reafirmando una postura de cero tolerancia hacia el discurso discriminatorio en el deporte.

Para los jugadores que ya disfrutaban de 'Undisputed' en su versión de acceso anticipado a través de Steam, la situación presenta un giro interesante. Estos usuarios podrán seguir utilizando al personaje de "King Ryan" hasta la próxima actualización programada para diciembre. Sin embargo, a partir del 8 de octubre, el uso del personaje quedará restringido en los modos de juego local, en línea y en el modo carrera.

¿Cuánto cuesta Undisputed?

'Undisputed' se lanzará oficialmente el 11 de octubre de 2024, con un precio estándar de $59.99 dólares y una versión Deluxe del CMB a $79.99 dólares. El juego estará disponible para PlayStation 5, Xbox Series X/S y PC, prometiendo una experiencia de boxeo inmersiva con un roster estelar que incluye leyendas como Muhammad Ali y estrellas contemporáneas como Canelo Álvarez.

Este incidente subraya la creciente interconexión entre el comportamiento de los atletas en las redes sociales y sus oportunidades comerciales, incluso en el ámbito de los videojuegos. También plantea preguntas sobre la responsabilidad de las desarrolladoras de juegos en la representación de figuras públicas controvertidas y la rapidez con la que deben responder a las polémicas del mundo real.