El circuito de Losail fue testigo de una jornada histórica para la Fórmula 1, donde Max Verstappen demostró nuevamente su dominio absoluto en la temporada 2024, mientras Fernando Alonso alcanzaba un hito sin precedentes en el automovilismo mundial.
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El piloto neerlandés de Red Bull, recién coronado tetracampeón mundial, sumó su victoria número 63 en la máxima categoría a pesar de arrancar desde la segunda posición tras una penalización por obstaculizar a George Russell durante la clasificación. El dominio de Verstappen fue absoluto durante toda la carrera, resistiendo incluso tres intervenciones del coche de seguridad que pudieron comprometer su liderato.
El podio lo completaron Charles Leclerc con Ferrari y Oscar Piastri al volante del McLaren, en una carrera marcada por las penalizaciones. La más significativa fue la impuesta a Lando Norris, quien vio esfumarse sus opciones de podio tras ser sancionado por no reducir la velocidad bajo bandera amarilla, terminando en una décima posición que complicó las aspiraciones de McLaren en el campeonato de constructores.
La jornada tuvo un significado especial para , quien se convirtió en el primer piloto en la historia de la Fórmula 1 en alcanzar las 400 participaciones. El español, que debutó en 2001 con Minardi, celebró este hito sumando puntos con una séptima posición que refleja la vigencia del bicampeón mundial a sus 43 años.
La batalla por el subcampeonato de constructores se mantiene viva gracias al rendimiento de Ferrari, que logró recortar nueve puntos a McLaren. Con 44 puntos en juego para la última carrera en Abu Dabi, los de Maranello intentarán superar los 21 puntos de diferencia que les separan del equipo de Woking.
¿Qué pasó con Checo en el GP de Qatar?
El Gran Premio de Catar se convirtió en otra página amarga en la temporada 2024 de Sergio Pérez. El piloto mexicano, quien venía mostrando un ritmo prometedor durante la carrera, vio truncadas sus aspiraciones de podio cuando un problema mecánico lo obligó a abandonar en la vuelta 40 del circuito de Lusail.
Pérez, que marchaba en la quinta posición y mantenía un ritmo competitivo con neumáticos duros, experimentó lo que él mismo describió como un "súper over delivery" del motor al salir de una curva. Este fallo provocó la pérdida de control del monoplaza, resultando en un trompo que terminó por comprometer definitivamente el funcionamiento del RB20.