Recientes acontecimientos han intensificado las voces que exigen la exclusión de Israel de eventos deportivos internacionales debido al conflicto en curso entre Israel y Hamás.
Una petición liderada por The Democracy in Europe Movement 2025, que ha reunido más de 70 mil firmas hasta el 16 de febrero, solicita la suspensión de la participación de Israel en competiciones deportivas.
Esto se produce en un momento crítico, con los Juegos Olímpicos de París a la vuelta de la esquina y los futbolistas israelíes preparándose para las eliminatorias de la Eurocopa en Alemania en marzo.
La petición, respaldada por una carta en el Parlamento Europeo y un incidente entre jugadores de baloncesto de Israel e Irlanda, plantea un dilema para las principales organizaciones deportivas sobre cómo responder.
Katarina Pijetlovic, promotora de la iniciativa, subraya la importancia de que entidades como el Comité Olímpico Internacional (COI), la FIFA y la UEFA actúen al respecto.
Este llamado a la acción se suma a una carta firmada por varios eurodiputados que insta a tomar medidas decisivas, y una solicitud similar de la Federación de Fútbol de Asia Occidental.
Aunque la UEFA aún no ha adoptado una postura definitiva, el presidente Alexsander Ceferin reconoce que la organización enfrenta crecientes interrogantes.
Además, 300 clubes deportivos palestinos han solicitado al COI que excluya a Israel de los Juegos Olímpicos debido a las acusaciones de genocidio en el marco del conflicto con Gaza.
Israel defiende su derecho a la autodefensa, mientras que la FIFA y otras organizaciones mantienen la política de separación entre deporte y política.
Al no excluir a Israel de competencias deportivas se usa un doble rasero
Sin embargo, la experta en derecho deportivo Katarina Pijetlovic critica el doble rasero aplicado en comparación con la rápida suspensión de Rusia del deporte internacional tras su invasión a Ucrania en 2022.
Este debate se ve exacerbado por recientes controversias, como la negativa de seis jugadoras de baloncesto irlandesas a jugar contra Israel, y la tensión que esto generó.
Los organismos deportivos se encuentran en una posición complicada, tratando de equilibrar la representación nacional con la sensibilidad política.
Este escenario pone de manifiesto el complejo entramado de deporte, política y derechos humanos, desafiando a las organizaciones deportivas a reconsiderar su postura y las implicaciones de mantener a Israel en el escenario deportivo internacional.
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