Un escándalo sin precedentes ha sacudido el fútbol ecuatoriano con el caso de Alexander Bolaños, quien ha sido suspendido por tres años tras descubrirse que falsificó su nombre y edad. Esta historia de engaño y manipulación ha dejado atónita a la comunidad futbolística del país y más allá.
Bolaños, quien jugaba para Independiente del Valle, uno de los clubes más prestigiosos de Ecuador, había estado compitiendo bajo una identidad falsa. Se presentaba como Alexander David Bolaños Casierra, de 24 años, cuando en realidad se llama Jancer Romario Bolaños Casierra y tiene 30 años. Esta farsa le permitió no solo jugar en la liga ecuatoriana, sino también participar en torneos juveniles internacionales.
Lo más sorprendente del caso es que Bolaños llegó a representar a Ecuador en el Sudamericano Sub-20 de 2019, competición que su selección ganó. En ese momento, Bolaños tenía 25 años, cinco más que el límite permitido para el torneo. Este hecho pone en tela de juicio la legitimidad de aquel título y plantea serias preguntas sobre los procesos de verificación en el fútbol sudamericano.
La Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) ha actuado con firmeza ante este engaño, suspendiendo a Bolaños por tres años. Esta sanción significa que el jugador no podrá volver a las canchas hasta 2027, cuando tenga 33 años. Por su parte, Independiente del Valle ha rescindido el contrato del futbolista, distanciándose completamente del escándalo.
Este caso salió a la luz gracias a las declaraciones de un presunto representante del jugador, quien reveló públicamente la verdadera identidad de Bolaños. La investigación subsiguiente confirmó estas acusaciones, destapando años de engaño sistemático.
El escándalo Bolaños plantea serias preguntas sobre la integridad del fútbol ecuatoriano y los sistemas de control de identidad en el deporte. ¿Cuántos casos similares podrían estar pasando desapercibidos? ¿Qué medidas se tomarán para prevenir futuros engaños de este tipo?
