Su formación de bailarina hizo que Sofia Boutella acompañara durante diez años a Madonna, la “Reina del Pop”, y a Michael Jackson, el “Rey del Pop”. Con ambos viajó a distintos países durante sus giras siendo una veinteañera y gracias a ese bagaje artístico pudo dar el salto al mundo cinematográfico.
En los últimos cinco años se le ha visto junto a Tom Cruise en La momia, con Charlize Theron en Atómica, filme que muchos recuerdan por el beso apasionado que ambas se dan en la boca; así como con Taron Egerton, actor al que combatió en Kingsman: Servicio Secreto, y con Jodie Foster en Hotel de criminales.
Ahora, la actriz argelina está de vuelta con Clímax, el más reciente filme de Gaspar Noé, quien le dio el papel protagónico de su alucinante película, que ya está en la cartelera mexicana.
“Creo que le correspondería a otra gente definir mi evolución como actriz. Lo único que sé es que siempre sigo lo que me dicta el corazón y acepto proyectos que me inspiran. Me gusta crear, me encanta sentirme creativa y me gusta mucho entregarme al arte. Lo que me define como actriz es la combinación del proyecto que elijo con lo que yo le puedo aportar al mismo. Prácticamente sólo sigo a mi corazón”, expresó Sofia Boutella, hija del jazzista argelino Safy Boutella, en entrevista telefónica desde Los Ángeles.
Fue a través de la red social Instagram que el controvertido director Gaspar Noé —creador de Irreversible y Love: Amor en 3D— contactó a Sofia Boutella para ofrecerle el papel de Selva, la protagonista de Clímax, película que ganó el premio de Mejor Película del Festival de Cine de Toronto, así como la Quincena de Realizadores del Festival de Cine de Cannes.
En el filme, la argelina se une a un grupo de bailarines que celebran el fin de ensayos; sin embargo, todo se sale de control cuando alguien pone LSD en el ponche.
“Quise hacer esta película porque creo que Gaspar es un verdadero artista. Conocía sus trabajos previos y me encantaban sus propuestas. Estoy convencida de que él es un gran artista y me sentí muy feliz de ser parte de una de sus creaciones”, comentó.
“En Clímax pude explorar dos de mis pasiones, que son el baile y la actuación. Comencé a bailar cuando tenía cuatro años y después lo dejé para dedicarme a actuar. Curiosamente el proyecto en el que vuelvo a retomar el baile es en Clímax y no me sentía muy segura de bailar después de tantos años, pero lo hice, y creo que fue una buena mancuerna. Siempre he creído que la actuación es una extensión del baile”, detalló.
Boutella, quien filma en Estados Unidos la serie Modern Love, comentó que el rodaje de Climax duró tan sólo 15 días y que lo que más le gustó fue la química que se generó entre todos los involucrados, todos ellos bailarines no profesionales que suelen bailar en antros parisinos.
“Conocer a todos esos bailarines fue increíble, pues todos ellos son muy talentosos. Son artistas natos y Gaspar es un genio que sabe explotar el talento de la gente. Todos hicimos un click desde el primer momento en que empezamos a bailar frente a las cámaras y fue muy lindo conectar con ellos. Recuerdo una mañana en que pusimos música y comenzamos a bailar. Fue como reconocernos de inmediato y crear magia”, remató la actriz de 36 años. CIUDAD DE MÉXICO (ANE)