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El recuento pendiente de las pobrezas críticas en México

Ojalá que más antropólogos pudiéramos retratar y cuantificar en nuestros trabajos las pobrezas materiales y culturales que hace décadas son determinantes del acontecer cotidiano en las áreas estratégicas y las zonas vulnerables de México.

Reconozco que no sería un esfuerzo rentable ni sustentable proceder a esos estudios profesionales por nosotros mismos. Y tampoco sería ventajoso que lo intentáramos con el respaldo de alguna institución pública o de algún poder estatal.

Digo lo anterior porque las pobrezas son asuntos redituables para quienes las instrumentan desde los negocios globales y las empresas transnacionales en las regiones atractivas para los intereses mercantiles. Sin embargo, no lo son para quienes buscan opciones sociales y humanísticas que les ayuden a combatirlas de modo consecuente.

Por otro lado, no compartimos las declaraciones sobre presuntos avances logrados en la reducción de la pobreza en las últimas décadas. Nadie puede convencernos de que nuestro país logró antes del 2020 el primer objetivo de desarrollo del milenio, al disminuir a la mitad ?la tasa de pobreza registrada en 1990.

La cantidad de personas que viven en condiciones de pobreza crítica en México sigue siendo inaceptablemente alta. Y todo parece ponerse más nebuloso debido a que los pronósticos del crecimiento indican que el ritmo de reducción no será suficiente para poner fin a la pobreza extrema en el 2030.

En consecuencia, pocos imaginan las historias de las pobrezas críticas que podríamos retratar y cuantificar en nuestros trabajos profesionales. Hablamos de casos de niños que buscan alejarse de las situaciones opresivas en que nacen, debido a las carencias de todo tipo, también de los caminos que siguen los adolescentes hacia mundos sórdidos e inciertos a causa del desempleo, la indigencia y la delincuencia.

Igual que las historias señaladas, están ahí las historias de mujeres trabajadoras y de las madres maltratadas por la pobreza crítica, además de las historias correspondientes a los discapacitados desatendidos y los ancianos abandonados. Sobre ellos, desconocemos cuántos son, dónde están y quiénes son por sus nombres y domicilios.

Poco hemos hecho para elaborar cuadros y estadísticas de las pobrezas materiales y culturales en nuestro país. No contamos con suficientes imágenes veraces que nos lleven a comprender qué son los pobres, y menos a conocer lo que quieren las personas mayores o menores para salir de la pobreza. Los retratos cualitativos de la pobreza crítica siguen siendo adeudos nuestros.

Cuando hablamos de retratos y cantidades de las pobrezas críticas, no faltan quienes nos avienten a la cara que esas pobrezas no son exclusivamente nuestras, sino comunes en todo el mundo. Rechazamos esta objeción conservadora en el entendido de que no solo nos corresponde documentar la generalidad, sino también la especificidad de las carencias de todo tipo en las localidades y las regiones de nuestro país.

Comento a ustedes que desde la primera vez que escuché las opiniones especializadas que sentenciaban que fuera de las grandes ciudades y varias urbes medianas, todo era un mundo de pobreza crítica, comencé a plantearme un estudio diferencial de la pobreza material asociada a la cultura de la pobreza en Mérida y el resto del estado de Yucatán.

Así las cosas, puedo decir que más allá de las diferencias ambientales y territoriales entre los centros históricos, las colonias periféricas, los segmentos metropolitanos, las comunidades agrarias y los pueblos campesinos, la ciudad capital comparte con el campo yucateco un débil y errático impulso para tratar de romper con los controles políticos y mercantiles que mantienen el estado de pobreza crítica.

Si algo hay de cierto en eso de que nuestro compromiso es un país sin pobreza, no debemos apartarnos de los estudios analíticos, las operaciones institucionales y las actividades sociales para poner fin a la pobreza crítica en el curso de una generación, e impulsar la prosperidad popular desde el trabajo seguro de manera sostenible en todo México.