Dave Halls, asistente de dirección que le entregó la pistola a Alec Baldwin, reconoció que no revisó el arma antes de ensayar la escena, pues estaba convencido de que el artefacto tenía balas de mentira.
La declaración del asistente coincidiría con la hipótesis formulada por los investigadores después de que confiscaran unos 500 cartuchos con munición en la zona de rodaje, entre los cuales creen que había balas auténticas mezcladas con proyectiles falsos.
La escena que ensayaba Alec Baldwin era en un primer plano de su mano disparando la pistola hacia la cámara.
En tanto, Hannah Gutierrez Reed, armera de la producción, indicó que ese mismo día se aseguró de que el arma contenía balas ficticias y añadió que no tenía conocimiento de que hubiera munición real en el estudio de grabación.
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Sin embargo, su versión contradice lo expresado recientemente por el Sheriff de Santa Fe, Adan Mendoza, en una rueda de prensa, ya que entre los objetos confiscados por su equipo hay unos 500 cartuchos de munición que describió como una mezcla de "cartuchos de fogueo, balas falsas" y lo que sospecha que podrían ser "balas verdaderas".
Las declaraciones de miembros del equipo que trabajaban en la producción retratan un ambiente de trabajo precario en el que las protestas se amontonaban y por el que dimitieron media docena de empleados el mismo día del trágico accidente.
Además, la armera de producción no tenía experiencia en otras producciones; sin embargo, le dieron una oportunidad porque la producción no tenía el recurso para pagarle un sueldo a alguien más.
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