A lo largo de los años, las mascotas y los animales en general han sido asociados a ciertos personajes o culturas creando ciertos estereotipos, aunque muchas veces no sabemos de donde viene la relación entre ambos. Por ejemplo, los conejos y magos, caballos con caballeros y príncipes; y en este caso en específico, gatos negros y brujas.
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¿Por qué se les relaciona?
Esto puede deberse a la representación de ciertos dioses o criaturas mitológicas con grandes poderes que existen en distintas culturas, pues no sólo los egipcios los adoraban sino que también en la mitología nórdica a la diosa Freyja que era la deidad de la magia negra, se le representaba en una carroza jalada por gatos.
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Por otro lado, los griegos consideraban a Diana como la deidad de la fertilidad y de igual forma era representada como un gato negro, aunque después de cierto tiempo esto cambió y la diosa pasó a ser el símbolo de brujería.
Finalmente, el último ejemplo es el de las brujas de Salem, en Massachusets, así como el resto de estas durante el periodo de la Edad Media, cuando a las mujeres a las que se les atribuía ser bruja, se les veía con un gato como compañía.
Su relación con el mal
Al igual que las serpientes, los gatos eran asociados con la maldad en culturas como la hebrea y la babilónica, es por esto que se decía que eran parientes directos de las brujas. Es por esto que algunas partes del mundo, un gato negro puede significar mal augurio, mientras que en otras es todo lo contrario.
También se dice que ambos poseen muchas características en común pues tanto a las brujas como a los gatos seles considera criaturas intrigantes, silenciosas, ágiles, independientes y con un carácter único.
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MA