El Día del Amor y la Amistad ya está cerca por lo que te recomendamos expresar tus sentimientos con poesía, una de las ventanas más puras del alma.
Dentro de esta selección seguramente encontrarás el poema adecuado para tu historia de amor y serás reconocido como un romántico empedernido, recuerda que es mejor dar afecto y no comprarlo; por ello, estas frases podrían salvarte de un apuro.
El día del amor y la amistad surgió como una celebración en honor a San Valentín, cuyo día mayor en el calendario es el 14 de febrero, quien casaba a los soldados romanos en secreto pues, tenían prohibido hacer esto, debido a que se consideraba que bajaría su rendimiento en combate. Dicho acto de amor y bondad lo puso como el santo del amor.
Los poemas para este 14 de febrero
Jaime Sabines - Amor mío, mi amor
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Amor mío, mi amor, amor hallado de pronto en la ostra de la muerte. Quiero comer contigo, estar, amar contigo, quiero tocarte, verte.
Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo los hilos de mi sangre acostumbrada, lo dice este dolor y mis zapatos y mi boca y mi almohada.
Te quiero, amor, amor absurdamente, tontamente, perdido, iluminado, soñando rosas e inventando estrellas y diciéndote adiós yendo a tu lado.
Te quiero desde el poste de la esquina, desde la alfombra de ese cuarto a solas, en las sábanas tibias de tu cuerpo donde se duerme un agua de amapolas.
Cabellera del aire desvelado, río de noche, platanar oscuro, colmena ciega, amor desenterrado,
voy a seguir tus pasos hacia arriba, de tus pies a tu muslo y tu costado.
Rosario Castellanos - En el filo del gozo
Entre la muerte y yo he erigido tu cuerpo: que estrelle en ti sus olas funestas sin tocarme y resbale en espuma deshecha y humillada. Cuerpo de amor, de plenitud, de fiesta, palabras que los vientos dispensan como pétalos, campanas delirantes al crepúsculo. Todo lo que la tierra echa a volar en pájaros, todo lo que los lagos atesoran de cielo más el bosque y la piedra y las colmenas. Cuajada de cosechas bailo sobre las eras mientras el tiempo llora por sus guadañas rotas. Venturosa ciudad amurallada, ceñida de milagros, descanso en el recinto de este cuerpo que empieza donde termina el mío.
Rubén Darío - Bouquet
Un poeta egregio del país de Francia, que con versos áureos alabó el amor, formó un ramo armónico, lleno de elegancia, en su Sinfonía en Blanco Mayor.
Yo por ti formara, Blanca deliciosa, el regalo lírico de un blanco bouquet, con la blanca estrella, con la blanca rosa que en los bellos parques del azul se ve.
Hoy que tú celebras tus bodas de nieve (tus bodas de virgen con el sueño son), todas sus blancuras primavera llueve sobre la blancura de tu corazón.
Cirios, cirios blancos, blancos, blancos lirios, cuello de los cisnes, margarita en flor, galas de la espuma, ceras de los cirios y estrellas celestes tienen tu color.
Yo, al enviarte versos, de mi vida arranco la flor que te ofrezco, blanco serafín.¡Mira cómo mancha tu corpiño blanco la más roja rosa que hay en tu jardín!
Alfonsina Storni - Dos palabras
Esta noche al oído me has dicho dos palabras Comunes. Dos palabras cansadas De ser dichas. Palabras Que de viejas son nuevas.
Dos palabras tan dulces que la luna que andaba Filtrando entre las ramas Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras Que una hormiga pasea por mi cuello y no intento Moverme para echarla.
Tan dulces dos palabras -Que digo sin quererlo- ¡oh, qué bella, la vida! - Tan dulces y tan mansas Que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.
Tan dulces y tan bellas Que nerviosos, mis dedos, Se mueven hacia el cielo imitando tijeras. Oh, mis dedos quisieran Cortar estrellas.
Pablo Neruda - Soneto XXII
Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo, Sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura, En regiones contrarias, en un mediodía quemante, Eras solo el aroma de los cereales que amo.
Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa En Angol, a la luz de la luna de Junio, O eras tú la cintura de aquella guitarra Que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.
Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria. En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato. Pero yo ya sabía cómo era. De pronto Mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida: Frente a mis ojos estabas, reinándome y reinas. Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.
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MG