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La terrible historia de la leche radioactiva de la Conasupo

La leche radioactiva, proveniente de Irlanda, fue distribuida en México; aún se desconoce la magnitud del daño que provocó a la población
La leche radioactiva de Chernobyl que fue distribuida por la Conasupo. Foto: Especial
La leche radioactiva de Chernobyl que fue distribuida por la Conasupo. Foto: Especial

Un 26 de abril de 1986 la central nuclear Vladimir Ilich Lenin en Chernóbil, perteneciente a la extinta Unión Soviética (actual Ucrania), registró un estallido en el reactor cuatro, lo que ocasionó una gran fuga de materiales radioactivos a lo largo de Europa.

Los rastros de uno de los peores desastres del siglo XX cruzaron el Océano Atlántico y llegaron a México, en forma de leche. 

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¿Cómo el desastre de Chernóbil llegó a México?

Entre 1986 y 1988, de acuerdo con reportajes entonces publicados en el semanario Proceso, el gobierno mexicano adquirió en Irlanda leche en polvo para la Conasupo. A la nación europea llegaron los efectos de la nube radiactiva ocurrida en Chernóbil, pese a estar a más de 3 mil kilómetros del epicentro del accidente. 

A pesar de que la OMS advirtió sobre la adquisición de productos que pudieran estar expuestos a la radiación, México compró a Irlanda cerca de 40 mil toneladas de leche en polvo, además de mantequilla, que fue distribuida por la Conasupo.

¿Qué pasó con la leche radiactiva de la Conasupo?

Se cree que las partículas radioactivas cayeron junto a la lluvia sobre los pastizales de Irlanda, el único alimento del ganado bovino de la región y las encargadas de producir la leche que, tras un proceso de manufacturación, fue convertida en polvo y vendida a las autoridades mexicanas. Pese al proceso, la letalidad de las partículas resistió. 

En aquella época, el gobierno brasileño, dirigido por José Sarney, advirtió a Miguel de la Madrid sobre los peligros de importar productos alimenticios procedentes de Europa, luego de la contaminación que dejó el desastre nuclear de Chernóbil. 

La leche se repartió entre la población mexicana, sin conocerse que tenía rastros de Cesio-137 y Cobalto-60, partículas radioactivas altamente contaminantes y peligrosas, cuyo periodo mínimo de vida es de 30 años. 

Incluso existen publicaciones dedicadas al tema, Guillermo Zamora, escribió el libro Caso Conasupo: la leche radioactiva, el crimen más atroz contra el pueblo mexicano, donde señala que de 1987 a 1997, el cáncer infantil en México se disparó un 300%, causando la muerte de 270 pequeños, de los 900 casos contabilizados para la investigación.

Alba de 15 años y Maribel de 13, murieron en 1997 y 1999 respectivamente,  sus papás aseguran que las niñas ingirieron la leche contaminada en fechas que coinciden con la compra de insumos a Irlanda. Ambos padres piden se abra una investigación con la finalidad de saber si la leche radiactiva de la Conasupo fue causante de su muerte. Con información de Chilango y México Desconocido

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jram

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