Camila Solórzano es una modelo y estudiante de comunicación que padece alopecia areata desde los 3 años, condición que la llevo a perder su caballera, pero esta situación no la ha detenido para seguir abriéndose camino en el mundo del modelaje y la fotografía.
Su padecimiento puede aparecer por una falla en el sistema inmune, y así como inicia en una zona abarcar otras y superponerse, de manera que los folículos pilosos dejan de funcionar. La niñez y la adolescencia las vivió de esta manera.
La depresión la llevó aceptar trabajar con las agencias de modelos más importante de México y como es que comenzó a incursionar más en el mundo del modelaje, donde su alopecia más que un obstáculo se convirtió en su fortaleza para salir adelante.
La joven de 1.64 metros, ojos cafés, complexión delgada y que ahora tiene 26 años, decidió entonces raparse y enfrentar su look. “La primera vez que me rapé y me vi al espejo me reconocí, me sentí bien y me gusté a mí misma”.
A través de redes sociales, Camila confiesa que no se trató sólo de cortarse el cabello, sino de unirse con otras mujeres que viven lo mismo, como cuando en un bar se le acercó otra chica, se quitó su peluca y le pidió una foto porque ambas tienen alopecia.
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AR