El próximo 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental que en este 2023, lleva el lema:"La salud mental es un derecho humano para todos".
Lo anterior significa que todos, sin importar quiénes sean o dónde vivan, tienen el derecho a disfrutar de una buena salud mental.
Esto incluye también el derecho a estar protegido contra amenazas para nuestra salud mental y el derecho a recibir atención de calidad y accesible cuando se requiera.
Igualmente significa que todas las personas tienen derecho a vivir de forma independiente y ser parte de su comunidad.
De acuerdo con cifras a 2019 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada ocho personas en el mundo, equivalente a 970 millones de personas, padecían un trastorno mental.
Entre los padecimientos mentales más comunes se encuentran la ansiedad y los trastornos depresivos, que en 2020 aumentaron considerablemente debido a la pandemia de COVID-19.
Las estimaciones iniciales muestran un aumento del 26 y el 28 por ciento de la ansiedad y los trastornos depresivos graves en solo un año.
Aunque existen opciones eficaces de prevención y tratamiento, la mayoría de las personas que padecen trastornos mentales no tienen acceso a una atención efectiva.
Además, muchos sufren estigma, discriminación y violaciones de sus derechos humanos.
La OMS trabaja junto a sus socios para promover, proteger y valorar la salud mental.
El objetivo es asegurarse de que todos tengan la oportunidad de ejercer sus derechos humanos y reciban atención de salud mental de alta calidad.
¿Qué personas corren el riesgo de tener una enfermedad mental?
Existe un conjunto diverso de factores individuales, familiares, comunitarios y estructurales que, en conjunto, protegen o socavan la salud mental, señala la OMS.
A pesar de que la mayoría de las personas son resilientes, quienes están expuestos a circunstancias adversas, como la pobreza, la violencia, la discapacidad y la desigualdad, corren un mayor riesgo.
Entre los factores de protección y de riesgo se cuentan factores psicológicos y biológicos individuales, como las habilidades emocionales y la genética.
Muchos de esos factores se ven influidos por cambios en la estructura o la actividad del cerebro, asegura la Organización Mundial de la Salud.
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