Las relaciones afectivas en México continúan siendo un escenario donde la violencia, principalmente ejercida por hombres hacia mujeres, se manifiesta de manera alarmante, con un 39.9 por ciento de mujeres reportando haber experimentado violencia de pareja, según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021.
El concepto de amor romántico, que frecuentemente se traduce en posesión y exclusividad, puede desencadenar conductas violentas que se disfrazan de afecto, como los celos o la necesidad de control, confundiendo el abuso con demostraciones de amor.
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Este tipo de violencia es caracterizado por su naturaleza cíclica y escalonada, tal como lo describe la psicóloga estadounidense Lenore E. Walker.
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El ciclo de la violencia en las relaciones
Ella identifica tres fases en el ciclo de violencia: acumulación de tensión, estallido violento y la etapa de reconciliación o "luna de miel", donde la violencia parece cesar temporalmente, solo para recrudecer luego en un patrón repetitivo y de gravedad creciente.
En la fase inicial, el agresor muestra signos de irritabilidad y frustración, que van desde insultos y aislamiento hasta celos y cambios de humor repentinos.
La víctima, en un intento por evitar conflictos, puede llegar a justificar el comportamiento del agresor.
Durante el estallido violento, se rompe toda comunicación saludable, dejando a la víctima en un estado de shock, negación y soledad.
Sin embargo, es en esta etapa donde puede surgir la necesidad de buscar ayuda y considerar romper el ciclo.
La fase de "luna de miel" se caracteriza por un aparente arrepentimiento del agresor, promesas de cambio y un breve periodo de calma.
Sin embargo, este ciclo de violencia está destinado a repetirse, intensificando el daño emocional y psicológico en la víctima, afectando su autoestima y bienestar.
Entender el ciclo de la violencia es crucial para reconocer las señales de abuso en las relaciones y comprender la dificultad que enfrentan las víctimas al intentar salir de estas dinámicas destructivas.
Es esencial recordar que la violencia de pareja no es una conducta normal y va en contra de los derechos humanos, existiendo recursos y apoyos disponibles
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