Internacional

Los intríngulis de una nueva maniobra contra Cuba

La Habana, Cuba (Por Pelayo Terry Cuervo, exclusivo para Por Esto!).- Hacía ya unos cuantos años Estados Unidos no recurría, al menos de manera tan desfachatada y pública, al trabajo sucio para tratar de torpedear el casi seguro rechazo de la comunidad internacional al bloqueo que el país del Norte aplica contra el pueblo cubano.

Si bien en cada período de la Asamblea General de las Naciones Unidas donde se discute el proyecto de Resolución de Cuba contra esa política, las autoridades estadounidenses acuden a la retórica y la mentira para “defender” lo indefendible, en esta ocasión y a tono con los traspiés que ha venido poniendo la administración Trump a las relaciones bilaterales, han inventado ciertas argucias para tratar de impedir la nueva condena mundial en la sesión de la ONU el ya cercano 31 de octubre.

Por eso, ahora se les ocurrió presentar ocho enmiendas al Proyecto de Resolución “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, en la búsqueda de desviar la atención de la opinión pública, ante lo que ellos ya conocen que ocurre en ese foro año tras año: la condena casi unánime.

Pero, de qué se trata ahora. Ha sido una escalada, que tuvo varios precedentes, denunciados todos en los diarios Por Esto!, y que fueron antecedidos por medidas tomadas desde el mes de septiembre del 2017 hasta la fecha, utilizando como justificación los supuestos ataques sónicos a su personal diplomático asentado en La Habana.

Ahora, de cara a la Asamblea General, iniciaron la campaña de socavamiento, intentando minar la credibilidad de Cuba, con declaraciones de altos funcionarios del Gobierno en diferentes escenarios como la desacreditada Organización de Estados Americanos (OEA), y luego prepararon, en contubernio evidente con responsables de las Naciones Unidas, un show mediático que les salió mal, al utilizar un salón del Consejo Económico Social (Ecosoc) del organismo mundial para lanzar una campaña insultante para el archipiélago y que recibió una respuesta enérgica de los diplomáticos cubanos allí presentes.

Como no les bastó ninguna de esas artimañas, y ante el rotundo fracaso de lo proyectado, el Departamento de Estado hizo circular entonces, hace sólo unos días, las mencionadas enmiendas al proyecto de resolución cubana, aludiendo a los archiconocidos argumentos, ya desgastados y poco creíbles, referidos a los derechos humanos en Cuba, además de agregar un nuevo condimento relacionado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda de las Naciones Unidas 2030.

El canciller cubano Bruno Rodríguez comentó recientemente, ante la prensa cubana e internacional acreditada en La Habana, el contenido de las “famosas” enmiendas, pero hizo más hincapié en otro documento “que circula disimuladamente el Departamento de Estado, al parecer firmado por el señor Gonzalo Gallegos, quien es subsecretario adjunto del Departamento de Estado, con la evidente intención de persuadir a otros Estados, presionar —en términos más claros— para que modifiquen su posición con relación a dicha Resolución”, dijo Bruno.

La denuncia del ministro de Relaciones Exteriores explica lo desvergonzado del lenguaje que emplea el funcionario estadounidense en el documento, pues oculta, bajo falsos argumentos, lo que es bien conocido dentro y fuera de aquel país, al afirmar que Estados Unidos siempre ha estado en solidaridad con el pueblo cubano y con su derecho a determinar su propio futuro democrático.

“El bloqueo provoca daños humanos significativos a nuestro pueblo, privaciones, carencias, dificultades; afecta a todas las familias cubanas, discrimina la emigración cubana y restringe las propias libertades civiles y derechos de los ciudadanos estadounidenses, cuando les prohíbe visitar nuestro país”, señaló el canciller antillano.

En cuanto a las Metas de Desarrollo Sostenible y de las cuales Cuba ha sido una fiel cumplidora, reconocido por múltiples organismos internacionales, se aventuran a mencionar que hay acciones de Cuba que amenazan y dificultan la completa implementación de algunas de ellas, lo que, precisamente, anima las enmiendas.

Pero nadie o muy poco les creen. El bloqueo, ha reiterado Cuba, es reconocido, a tenor de la Convención de Ginebra, como un acto de genocidio y como tal la comunidad internacional volverá a condenarlo, pues no hay justificación alguna para que permanezca.

Respeto, es la máxima que se ajusta ante estos acontecimientos, y que Cuba ha proclamado durante todos estos años.

El canciller cubano volvió a decirlo claramente en su comparecencia ante la prensa:

“El Gobierno de Cuba ha planteado su disposición a debatir respetuosamente con Estados Unidos sobre cualquier tema, incluido el de los derechos humanos; pero sólo lo hará desde bases de absoluta igualdad soberana, de respeto mutuo, sin sombra alguna para nuestra independencia y libre determinación.

“Si el Gobierno de Estados Unidos quiere llevar a discusión en Naciones Unidas o en otros ámbitos, el de la aplicación de los derechos humanos en su relación con las Metas de Desarrollo Sostenible, tenemos total disposición para hacerlo: diga dónde, cuándo, en qué contexto lo desea”, aseveró Bruno y junto a él la mayoría del pueblo, que espera una nueva victoria dentro de cinco días, cuando el mundo condenará una política anclada a viejos tiempos, y Estados Unidos volverá a sentirse aislado y derrotado en su prepotencia. Eso es lo que no admiten.