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Internacional

Misiles de alcance intermedio

Jorge Gómez Barata

La II Guerra Mundial legó a la humanidad las armas atómicas y el terrible precedente de su empleo en Hiroshima y Nagasaki en 1945, mientras la Guerra Fría (1945-1991) provocó la carrera de armamentos que dio lugar a un arsenal nuclear que llegó a contar con alrededor de 20,000 ojivas y miles de misiles de todas las designaciones.

En la lucha por el desarme nuclear, iniciada por Nikita Kruzchov, secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética y Dwight Eisenhower, presidente de los Estados Unidos y, continuada por los sucesores de ambos, ha registrado momentos trascendentales, entre ellos, el Tratado de No Proliferación (1968), y la prohibición de las fuerzas nucleares de corto y mediano alcance (INF), adoptado en 1987 durante la Cumbre en Washington por los presidentes Reagan y Mijaíl Gorbachov.

El acuerdo significó la destrucción de todos los misiles estadounidenses y soviéticos con un alcance entre los 500 y los 5,500 kilómetros. En virtud del Tratado se eliminaron 2,692 misiles, 846 de Estados Unidos y 1,846 de la Unión Soviética. En esa partida fueron suprimidos los temibles Pershing y los SS 20 soviéticos. Ese entendimiento largamente negociado, es el instrumento al que Donald Trump planea renunciar.

Debido a su sistema de alianzas con Europa basado en la OTAN, recurso del que Rusia no dispone, los misiles de alcance intermedio son preferidos por Estados Unidos, que favorece el acercamiento de la OTAN a las fronteras rusas. En una maniobra semejante, en 1962 la Unión Soviética emplazó este tipo de misiles en Cuba, colocando prácticamente todo el territorio de los Estados Unidos a su alcance.

En posiciones adelantadas los misiles de alcance intermedio surten el mismo efecto que los estratégicos, con la ventaja de que son menos costosos, más precisos y menos vulnerables debido a que la trayectoria es más baja y el vuelo más breve, por lo cual están menos expuestos a las defensas anticoheteriles. También son más eficaces para explotar el factor sorpresa.

Ante la eventualidad que Trump abandone el tratado de eliminación de los Misiles de alcance Medio (INF), es legítimo preguntarse ¿qué haría Estados Unidos con ese armamento? ¿Acaso lo instalaría en países ex socialistas cercanos a Rusia como Alemania, Polonia, República Checa y eventualmente Ucrania? Obviamente, ante semejante provocación, el presidente Putin ha declarado que: “Rusia respondería de modo rápido y efectivo”. No sabemos cómo, pero según él, lo hará.

El abandono del Tratado INF significará una nueva carrera de armamentos y será una fiesta para el Complejo Militar Industrial que recibirá pedidos para la fabricación de miles de estas armas y sus respectivas ojivas. Emplazados cerca de las fronteras, estos misiles podrán alcanzar prácticamente todos los centros vitales de Rusia y sus principales ciudades.

El impredecible Donald Trump vuelve a incurrir en una contradicción. A la vez que lucha contra las armas nucleares en poder de Corea del Norte y trata de evitar que Irán llegue a poseerlas, da pasos que provocarán un intenso repunte de la carrera armamentista. Esta vez no se puede decir: El sabe lo que hace. No es así, no lo sabe.

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