Pedro Díaz Arcia
El triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil fortalece el eje neofascista en Sudamérica; al menos no posee los códigos del arma nuclear, lo que representa un paliativo por su vocación militarista. Aliado de lo más reaccionario de la manada trumpista tendrá que cumplir con la aspiración del gobernante estadounidense de que el término “nacionalista” sólo se utilice para referirse a él, y también la forma en que suma a la histeria antichina desatada por Washington.
China, una nación superpoblada que superó lastres ancestrales con el modelo de “un país, dos sistemas”, un tipo de simbiosis del bambú y las tecnologías de punta, para abrirse paso en un mundo de brutal competencia y hacer trizas el mito del “gigante con pies de barro”, despierta profundos temores en la Casa Blanca.
En una reunión de expertos de defensa en el Foro de Seguridad de Varsovia, Polonia, el ex comandante de las fuerzas del Ejército de Estados Unidos en Europa hasta 2017, Ben Hodges, advirtió que existe una “probabilidad muy fuerte” de un conflicto armado con China, y que el Pentágono no tiene capacidad en el continente y el Pacífico para hacer frente a tal amenaza.
El presidente Donald Trump lo sabe, dijo Hodges, y lo sabe también James Mattis, el secretario de Defensa, por ello continuarán las inversiones en el Viejo Continente, para entrenar y practicar la rotación de sus guarniciones y asignar fuerzas permanentes para en caso de que, en unos años, tengan que “luchar en el Pacífico”.
Creo que a partir de las previsiones y diseños militares a largo plazo se decidió fortalecer el flanco Este europeo, dada la crisis en la frontera ruso-ucraniana; y la necesidad de preparar un teatro de operaciones más amplio y complejo, para el que no están listos.
En ese camino y luego de una coordinación logística, la OTAN inició el 24 de octubre, extensivas hasta el próximo 7 de noviembre, las mayores maniobras militares desde fines de la Guerra Fría. En los ensayos deben participar 30 países aliados para mostrar su capacidad de respuesta ante “cualquier amenaza desde cualquier dirección”, en un intento por tratar de frenar posibles tentaciones.
Los ejercicios Trident Juncture, los últimos se realizaron en 2015, que cubrirán también Islandia y los cielos de Suecia y Finlandia con fuerzas combinadas de las distintas armas y unas 5,000 tropas, se realizan en una compleja coyuntura internacional por la decisión de Estados Unidos de retirarse del Pacto Nuclear de 1987, que respondería a la necesidad de un moderno rearme para enfrentar la “amenaza” china en la región Asia-Pacífico.
El quid de la cuestión radica en el anuncio de Estados Unidos de que abandonará el INF, por sus siglas en inglés. Para el canciller ruso Serguei Lavrov el retiro ya está decidido y “muy pronto” se formalizará, por la impresión que dejó la visita a Moscú del Asesor de Seguridad Nacional, John Bolton.
En contraste, el secretario de Defensa dijo que Washington está en consultas con sus aliados europeos, y agregó que la reunión de la OTAN en diciembre, es el “punto culminante”. ¿Será para asegurar el polémico apoyo del bloque en la aventura?
Europa está preocupada por el posible colapso del Pacto, pues una nueva carrera armamentista conlleva la instalación de modernos misiles nucleares en su territorio; lo que Mattis no descartó. Mientras que Trump puede aumentar su récord de convenios rotos, al cuestionar a Rusia por no cumplirlo y a China por no firmarlo.