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Internacional

La Iniciativa Europea de Intervención

Pedro Díaz Arcia

El presidente francés Emmanuel Macron instó el lunes a la Unión Europea a no colocar su seguridad “en manos de Estados Unidos”, sino a garantizar su soberanía de forma independiente al presentar sus directrices sobre política exterior a los embajadores franceses. Es el único modo, afirmó, en que el bloque comunitario podrá sobrevivir. Durante su discurso en el Palacio del Elíseo, insistió en reforzar la solidaridad en materia de seguridad militar, que permitirá enfrentar al “unilateralismo” en las venideras contiendas electorales, según El País.

Sus palabras están en línea con su propuesta en junio de dar paso a la Iniciativa Europea de Intervención (IEI), un proyecto suyo para formar coaliciones militares que reaccionen ante crisis cerca de las fronteras europeas, y que actúen al margen de la OTAN, la UE y de Washington. Incluso, pidió reflexionar respecto al reordenamiento de la “arquitectura de defensa europea”, y pidió que no sólo participen sus miembros, sino Rusia. Esto último podría ser interpretado por Donald Trump como “un golpe bajo”. Pero la Unión Europea es el primer socio comercial de Rusia, mientras Moscú es el tercero del bloque comunitario.

El antecedente para la creación de la Iniciativa Europea de Intervención fue el hecho de que Francia tuviera que enfrentar apenas en solitario, en enero de 2013, un avance yihadista sobre la capital de Malí, en Africa.

La autonomía preconizada por Macron había sumado a nueve países. España se convirtió en el décimo al adherirse en Bruselas el propio lunes a la propuesta, a la que se refirió como la “Iniciativa Europea de Compromiso Estratégico” que busca el desarrollo de una cultura estratégica compartida para crear un espacio de anticipación operativa, inteligencia, planeamiento y apoyo mutuo.

A “propósito del disparo”, el bloque encara serios peligros: la exigencia del presidente Trump de que sus miembros aumenten el gasto militar, que se embolsan en buena medida las empresas estadounidenses; mientras que la salida del Reino Unido de la UE, que deja un vacío sin saber si será ocupado por los “federalistas, pragmáticos o nacionalistas”, deja la incertidumbre sobre el nuevo equilibrio de poder en el área. Desde otra vertiente, la posición del llamado Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa), que, al no compartir una Europa amparada por Alemania, Francia e Italia –en el período post Segunda Guerra Mundial– rechaza leyes, mandatos y tradiciones de Bruselas; lo que, sin ser obligatoriamente euroescépticos, no contribuye a la fragua unionista.

Tampoco resulta ocioso recordar, a tenor con las alianzas enfrentadas, o compartidas, las palabras de Vladimir Putin a inicios de febrero de este año: “Toma un globo terráqueo, hazlo girar y coloca tu dedo al azar en cualquier lugar; puedo garantizar que hay intereses e intromisión estadounidense ahí”. El presidente ruso agregó: “¿Qué quieren los estadounidenses? ¿Que todos inclinen su cabeza ante ellos?”. Ha habido un intento de “formatear la región”, e imponerle un modelo externo, ya sea a través de un cambio de régimen o simplemente usando la fuerza, aseveró.

Parece que no pocos tomaron nota del aviso.

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