Internacional

Fuertes tensiones

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WASHINGTON, EE.UU., 28 de septiembre (EFE/AFP).- Brett Kavanaugh, el nominado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para el Tribunal Supremo, será investigado por el FBI por las acusaciones de abusos sexuales contra él, antes de que el Senado afronte el voto para confirmar o no su candidatura.

El mandatario ordenó que se inicien las pesquisas sobre estas alegaciones después de que el Comité Judicial de la Cámara Alta, en un giro inesperado de los acontecimientos, reclamara estas averiguaciones antes de que el pleno del Senado tome una decisión definitiva sobre el nominado, que en principio debía suceder el próximo martes y que ha sido retrasada sin fijar una fecha.

“He ordenado al FBI que realice una investigación complementaria para actualizar el expediente del juez Kavanaugh. Como pidió el Senado, esta actualización deberá estar limitada (a las acusaciones) y completada en menos de una semana”, aseguró en un comunicado Trump, que días atrás se había opuesto a dar el paso.

Esta investigación a Kavanaugh sobre las alegaciones había sido una petición constante por parte de la oposición demócrata, pero no ha sido hasta hoy cuando uno de los senadores conservadores, Jeff Flake, se sumó a esta solicitud y consiguió que sus compañeros de partido la aceptaran.

Kavanaugh ha sido acusado por tres mujeres de abusos cometidos hace décadas, entre ellas Christine Blasey Ford, quien este jueves asistió al Comité Judicial de la Cámara Alta para contar entre lágrimas cómo el ahora juez intentó violarle en 1982 en una audiencia en la que también declaró el magistrado por separado.

Hoy, dicho comité se posicionó a favor de recomendar la nominación del magistrado al resto del Senado, gracias a la mayoría republicana en el órgano, cumpliendo con lo esperado.

Con once votos a favor y diez en contra, Kavanaugh logró recibir una valoración positiva del comité.

Este trámite, pese a no ser vinculante, es un paso crítico, ya que sirve como termómetro sobre la postura que mantendrá el resto de la Cámara Alta de cara al voto de confirmación final.

Por otra parte, el propio Kavanaugh se puso hoy a disposición de las autoridades, a pesar de que en la audiencia de ayer evitó decir abiertamente que creía necesaria la investigación del FBI.

“A lo largo de este proceso, fui entrevistado por el FBI, hice varias llamadas sobre mis antecedentes con el Senado, y ayer respondí directamente a preguntas bajo juramento sobre cada tema que los senadores y sus abogados pidieron. He hecho todo lo que pidieron y continuaré cooperando”, dijo Kavanaugh en un comunicado.

Según Ford, en 1982, Kavanaugh y un amigo suyo le metieron en una habitación cuando ella iba al baño. El ahora juez trató de quitarle la ropa, comenzó a toquetear su cuerpo y le tapó la boca para silenciar sus protestas hasta que ella pudo escapar y encerrarse en el baño, desde donde les escuchó reirse escandalosamente mientras bajaban las escaleras.

Ese amigo del magistrado es Mark Judge, a quien los demócratas han llamado a declarar sin éxito.

Tras la sesión de este viernes, el equipo legal de Judge emitió un comunicado en el que su representado aceptó cooperar con las autoridades ante la posibilidad de la apertura de la investigación.

Kavanaugh ha rechazado los hechos desde el principio y ha calificado de “farsa” las acusaciones.

La convulsa sesión de este viernes estuvo marcada por los reproches de los demócratas, que acusaron a los conservadores de ignorar a la supuesta víctima después de que ella tuviera que comparecer en una audiencia pública, emitida por televisión.

En este sentido, la líder demócrata en el comité, Dianne Feinstein, criticó también la comparecencia de Kavanaugh del jueves, en la que este se mostró desafiante.

“Nunca he visto a un nominado para cualquier posición comportarse de esa manera. El juez Kavanaugh empleó una retórica tan politizada como mis compañeros republicanos. Y, más importante, fue a la ofensiva”, enfatizó la progresista sobre el juez.

Ahora, a la espera de ver qué sucede con esa investigación del FBI, los ojos se centran en los senadores más moderados de ambos partidos, ya que podrían hacer inclinarse una ajustada balanza.

Los republicanos tienen una leve mayoría de 51 de cien escaños en el Senado y necesitan cosechar al menos 50 para lograr la confirmación del juez.