'Democracia” neocolonial

Alfredo García

En las elecciones municipales del pasado domingo en Hong Kong, los electores se pronunciaron mayoritariamente en favor del neocolonialismo.

Tras casi 6 meses de violentas protestas promovidas por una oposición, donde es difícil distinguir entre la lucha por los derechos civiles y la nefasta influencia de la cultura colonial, 2.94 millones de electores (71.2%) de un total de 4.13 millones registrados convirtieron la elección municipal de la ex colonia británica, en un referendo sobre la soberanía China.

A pesar de las violentas manifestaciones de las últimas semanas que han trasformado la estable y próspera isla en una caótica urbe subversiva, la jornada electoral se desarrolló sin incidentes. En la madrugada de ayer, la Comisión Electoral de Hong Kong, anunció que el resultado preliminar registró 1’673,834 votos para el movimiento prodemocrático (57%) y 1’206,645 (41%) para el oficialismo, con el triunfo de 388 candidatos opositores y sólo 59 progubernamentales de un total de 452 concejales, donde la oposición pasa a controlar 17 de los 18 Consejos de Distrito de Hong Kong.

El conflicto en Hong Kong tiene sus raíces en el colonialismo británico. Tras una guerra de Gran Bretaña contra China en 1842, conocida como “Primera guerra del opio”, Hong Kong fue convertida en una colonia británica. En 1898 un nuevo convenio con China cedió la isla a “perpetuidad” (99 años) a Gran Bretaña. Sin embargo cuando China en 1971 obtuvo su escaño en la ONU, Pekín comenzó a reclamar por vía diplomática la soberanía de Hong Kong, con el respaldo del Comité Especial de Descolonización. Finalmente en 1984, las negociaciones China-Reino Unido, dieron como resultado la Declaración Conjunta Chino-Británica con el acuerdo de transferir la colonia a la soberanía china en 1997 y su constitución en “región administrativa especial autónoma” (un país dos sistemas), preservando el sistema capitalista en las siguientes 5 décadas tras la histórica transferencia.

A partir de entonces, el debate político en Hong Kong se centró en su desarrollo democrático y la aplicación práctica del principio “un país dos sistemas”. En 2014 una polémica sobre la reforma electoral provocó manifestaciones de protestas bautizada en Occidente como “Revolución de los Paraguas”. En junio de 2019 un proyecto de ley para extraditar a China a presuntos delincuentes, detonó una ola de protestas callejeras que dura hasta nuestros días. La ley fue derogada pero las protestas se mantuvieron, agregándose nuevas demandas como “investigación independiente sobre la fuerza policial, amnistía para los detenidos y pleno sufragio universal hacia el jefe del Ejecutivo”, actualmente elegido por un comité integrado por 1,200 notables de los cuales 120 son designados por los concejales de Distrito.

Aunque la autoridad de los concejales es local, (más en funciones sociales que políticas) algunos especialistas consideran que el triunfo opositor tendrá significativa influencia, ya que 11 de los 70 escaños del Parlamento son ocupados por representantes de Distrito que celebra elecciones el año próximo y en 2022 se elige al jefe de Gobierno.

En la pugna política y social de Hong Kong, donde se sospecha la intervención del Reino Unido en defensa de sus intereses neocoloniales, no podía faltar la mano del presidente Donald Trump. En medio de las tensas negociaciones comerciales con China, el Congreso de EU aprobó por unanimidad bipartidista, una resolución en apoyo a las manifestaciones anti-chinas en Hong Kong, que espera por la firma del presidente. “Tenemos que estar al lado de Hong Kong, pero yo también tengo que estar al lado del presidente Xi”, declaró un aparente indeciso Trump el pasado viernes a la cadena Fox News, demostrando su astucia negociadora. En caso de vetar la injerencista resolución, la unánime aprobación bipartidista rechazaría el veto, quedando bien con China y con el Reino Unido.