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Zheger Hay Harb

En momentos en que las marchas de protesta no ceden y el gobierno se mantiene inflexible en su postura de no negociación aparecen señales de resquebrajamiento de su fortaleza.

La presión no viene sólo por el lado de los marchantes: el Procurador General en un hecho inédito le ha llamado la atención al presidente de la República por su posición inflexible, en el Congreso de la República aparecen voces desde el centro apoyando demandas que desde hace tiempo viene haciendo la izquierda y al parecer Estados Unidos lo está dejando solo en su cruzada contra Maduro. Desde luego no en el fondo pero tendrá que distanciarse de la estrategia del colombiano que llegó al ridículo de decir que el venezolano tenía las horas contadas. Ya hay hasta una página web y cientos de hilos de twitter burlándose de las que han transcurrido desde cuando Duque lanzó su amenaza.

Duque no la tiene fácil: ya van 20 días con la gente, sobre todo la juventud, volcada en las calles y se han juntado las protestas y las demandas de distintos sectores: sindicales, estudiantiles, de género, indígenas y negritudes, artes, pensionados, desempleados por nombrar sólo unos cuantos.

Las calles se han convertido en un verdadero carnaval pero la alegría acompaña las demandas, no es simple desahogo juvenil. Es posible que Duque logre otros acuerdos con partidos políticos como el que ya hizo por debajo de la mesa con Cambio Radical para agenciarse apoyos, pero también se ha fortalecido la posición de líderes salidos del partido liberal y de los otros que se escindieron de este y que hoy en día actúan en alianza con los congresistas de izquierda y centro izquierda y su gobernabilidad difícilmente se recomponga.

Ahora ha surgido en ese escenario una nueva contradicción: entre el presidente de la República y el Procurador General de la Nación. En Colombia este último tiene funciones diferentes a las de otros con el mismo nombre en otros países. Aquí es, por definición constitucional, el representante de la sociedad, es un órgano de control independiente de las tres ramas del poder público y tiene competencia sobre todos los servidores públicos, incluidos los militares. Puede sancionar y ordenar la destitución como sanción disciplinaria.

Difícilmente haya un tema de orden público que escape a la órbita de la Procuraduría General. Por dar un ejemplo, en el tema del desplazamiento forzado, hace seguimiento al cumplimiento de las funciones que en ese tema tienen desde el presidente hasta todos los funcionarios obligados a cumplir lo que la ley ordena para darles ayuda humanitaria a sus víctimas, restablecer sus derechos e indemnizarlos. Y sanciona a quienes incumplan. Igual ocurre con el tema de la desmovilización de los paramilitares y la de la guerrilla, el respeto a los derechos humanos, la implementación de los acuerdos de paz para dar apenas unos ejemplos ilustrativos.

Ayer, el procurador realizó en Cartagena una Cumbre de Diálogo Social en la que participaron 176 líderes sociales. El procurador, tal vez molesto porque Duque no estuvo presente en sus exposiciones, le dijo en su intervención: “presidente sintonícese con la calle…No pierda esa oportunidad, apreciado Presidente, no la pierda creyendo que esta es simplemente una crisis pasajera. Estamos viviendo un momento extraordinario en la transformación social de Colombia. Ninguno de nosotros la puede desperdiciar”. Esa observación, hecha en público no se había visto en el país. Lo que se acostumbra es que el jefe del Ministerio Público haga las observaciones formalmente por los canales convencionales.

Desde luego, Carrillo –el procurador- no es un heroico paladín desinteresado, todo apunta a que tiene aspiraciones presidenciales, pero sus palabras, en momentos en que las calles son un hervidero de manifestantes, hicieron evidente la intransigencia presidencial.

Duque está cada día más aislado: ya hasta la ONU, también en un gesto inédito, ha señalado que las marchas y paros tienen justificación y en su lenguaje diplomático ha dicho que “tiene conocimiento de allanamientos a sedes de organizaciones sociales y medios alternativos de comunicación y desconoce si hay investigaciones sobre ellas…La Oficina ha hecho seguimiento, con preocupación, a los persistentes mensajes de procedencia no identificada…que estigmatizan la protesta social, y otras que llaman al uso de la violencia en las movilizaciones de múltiples sectores de la sociedad….La Oficina ha recibido informes sobre un aumento de la presencia de miembros del ejército en las calles…en los días previos a la manifestación. La Oficina recuerda que, de acuerdo con las normas y los estándares internacionales, la atención a situaciones de disturbios que podrían derivar de protestas o manifestaciones públicas, así como el mantenimiento del orden público son responsabilidad de los cuerpos policiales”.

De acuerdo con las normas del derecho internacional, esas preocupaciones no son sólo un saludo a la bandera: son un llamado de atención al gobierno; está sentando las bases para el caso de que se produzcan hechos que deban ser puestos en conocimiento de la Comisión Americana de Derechos Humanos y, de hallar mérito, pueden ser trasladados a la Corte Interamericana de Derechos Humanos que ya en varias ocasiones ha sancionado a Colombia por violaciones en ese terreno.

¿Será para bajarle presión a la situación que el gobierno ahora plantea la posibilidad de iniciar diálogos con el ELN a lo que se ha negado hasta ahora radicalmente? ¿Eso indicaría también que dejaría la exigencia indebida al gobierno cubano para que entregue a los negociadores de esa guerrilla que se encuentran allá a pedido del gobierno colombiano? Veremos hasta donde puede llegar Duque para salir de su acorralamiento.

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