Internacional

De cómo urdir y usar y abusar de la yucatequísima hamaca

Conrado Roche Reyes

El nombre original de la hamaca es “hamac” y proviene del idioma haitiano. Los primeros conquistadores imitaron este artefacto tan útil, pero que estaba confeccionado de manera muy burda ya que las primeras hamacas estaban tejidas con filamento de árbol.

Cuando los españoles llegaron a Yucatán, no pudieron soportar el intenso calor de esta tierra y cambiaron a la mullida, cómoda y tropical hamaca, extendiéndose su uso, pero utilizando fibras más suaves y cómodas hasta llegar a la hamaca, que perdura hasta hoy en Yucatán a través de los siglos.

La manera de fabricarlas fue llamado urdido de hamacas y se hace desde hace siglos de la siguiente manera: En un artefacto llamado bastidor, que consta de dos palos cilíndricos y perpendiculares. Estos palos se encajan sobre bases de madera y están unidos entre sí por dos largueros horizontales que penetran unas hendiduras hechas en los mástiles, augurándose con cuñas y, acercándolos o retirándolos, se gradúa el tamaño de la hamaca.

Se rodean con hilos los palos verticales, Cuando se considere necesario ya, con una aguja de madera fuerte calada en el centro y en la que previamente se ha devanado el hilo, comienza la tejedora o tejedor a entrecruzarlo con los hilos de la urdimbre, y poco a poco se va formando la malla. Antes de comenzar a tejerse la trama es de obligación tejer un borde en forma original, que es lo que constituye el borde de la hamaca.

Por último se elaboran en los extremos de la ya tejida hamaca, que puede tener los colores o adornos que se deseen, que son unos hilos que van hacia las puntas de la hamaca haciendo una especie de armella al unir y enrollar en dicho punto los hilos y finalmente, para mayor comodidad, se agregan los “brazos”, unas sogas de henequén o fibra sintética que se guinda ya en unos arboles o en las conocidas argollas. Entonces sí, aviéntese señor.

¡Qué agasajo el llegar al mediodía y acostarse en una mullida hamaca leyendo los periódicos después de comer un sabroso puchero vaquero, y cuando Morfeo nos atrapa, dejar caer el periódico que con su suave deslizar con el viento, nos adormece ¡Pura vida, nomaaas!

Es muy recomendable la hamaca de crochet para los nenes. Para caer en brazos de eros (la actriz Ofelia Medina escribió una especie de estudio de nuestra querida y muy yucateca hamaca, y lo tituló “hamakasutra”).

En muchas comunidades del interior del Estado se elaboran hamacas con hilo de henequén, que es un poco más rasposo que el de algodón, pero que con el uso, sobre todo si es rindiendo culto a Afrodita, se va “domando”, a la manera del calzado con los flujos corporales. De Yucatán para el mundo, La Hamaca.

Antiguamente esta labor, al menos aquí en Mérida, se reservada a las tías que se habían quedado a “vestir santos” y pasaban el resto de su vida junto a su bastidor urdiendo hamaca tras hamaca.

Felices sueños de Año Nuevo…