BANGUI, República Centroafricana, 26 de diciembre (AFP) - Al menos 30 personas perdieron la vida en combates entre milicianos y comerciantes que estallaron el miércoles de noche y continuaban este jueves en el barrio PK5 de Bangui, en República Centroafricana, indicaron fuentes concordantes.
“Se trasladaron a la mezquita 33 cuerpos”, afirmó a la AFP Awad Al Karim, imán de la mezquita Ali Babolo, e indicó que los altercados empezaron cuando los comerciantes se enfrentaron, con armas, a la implantación de un impuesto por parte de grupos de autodefensa que campan a sus anchas en el barrio.
Por su parte, una fuente de seguridad mencionó al menos 30 muertos, pero no aportó más precisiones, mientras que el presidente de la Cruz Roja africana, Antoine Mbaobogo, dio un balance que “era de 23 muertos a las 16H00 y que sería ya de 33”, y agregó que “quedan cuerpos cerca del mercado”.
Un anterior balance daba cuenta de al menos 11 muertos.
El PK5 escapa al control de la misión de las Naciones Unidas en la República Centroafricana (MINUSCA) y de las autoridades centroafricanas, y el jueves todavía no se había elaborado ningún balance oficial de los enfrentamientos.
En la capital centroafricana se oyeron ráfagas de armas automáticas y explosiones el miércoles por la noche y el jueves por la mañana, constató un periodista de la AFP desde un barrio vecino.
“¡Estamos hartos!”
Por la tarde, la calle principal del PK5, arteria económica de Bangui, estaba desierta. Muchas tiendas fueron saqueadas, observó un periodista de la AFP.
“¡Estamos hartos! cada vez, [las milicias nos] piden dinero”, se quejó un vendedor, propietario de varias tiendas, que pidió permanecer en el anonimato.
“Entre 40 y 50 tiendas fueron incendiadas, y entre cuatro y cinco casas”, había declarado previamente a la AFP el coronel Patrick Bidilou Niabode, director general de la protección civil centroafricana.
En el barrio en cuestión se refugiaron muchos de los musulmanes de Bangui tras los enfrentamientos entre rebeldes Seleka y grupos anti-balaka, que devastaron la capital desde la caída del presidente François Boizizé en 2013. En la actualidad, el distrito sigue siendo escenario habitual de actos violentos.