WASHINGTON, EE.UU., 29 de diciembre (AFP/EFE).- El Partido Republicano estadounidense pidió a su líder, el presidente Donald Trump, que mostrara más moderación en Twitter tras las numerosas críticas recibidas por el mandatario tras revelar la identidad de un hombre que es considerado como el denunciante que desencadenó el proceso de juicio político.
Trump retuiteó una publicación que incluía el nombre del funcionario de la CIA en el centro del escándalo de Ucrania, un acto que podría violar el anonimato garantizado por ley a los denunciantes.
“Si el presidente tuiteara un poco menos, no causaría daño cerebral”, dijo el senador republicano John Kennedy, un aliado clave de Trump a Fox News Sunday.
Trump terminará 2019 como el tercer presidente en la historia de Estados Unidos en ser sometido a un proceso de destitución, después de ser acusado de presionar a Ucrania para que investigara a Joe Biden, uno de sus rivales en su candidatura de reelección para 2020.
Es poco probable que la acusación de abuso de poder y obstrucción del Congreso liderada por la Cámara de Representantes sea aprobada por el Senado controlado por los republicanos, en un juicio que se espera comience en enero.
El retuit del denunciante ya no era visible en la cuenta de Twitter del presidente el sábado por la mañana, aunque no estaba claro quién lo había eliminado.
El grupo de acción política The Democratic Coalition tuiteó el domingo que “mientras Trump ha respaldado repetidamente los esfuerzos para desenmascarar al denunciante, su retuit marca la primera vez que envía directamente el supuesto nombre a sus 68 millones de seguidores”.
Noah Bookbinder, quien lidera Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington (Crew, en inglés), publicó que “el presidente que usa su poder y posición para exponer y amenazar implícitamente al denunciante de Ucrania está, como tantas otras cosas que ha hecho, completamente fuera de lugar”.
Juicio y antecedentes
Una llamada telefónica entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ucraniano, Vladímir Zelenski, el 25 de julio pasado, sacudió Washington en la antesala de las elecciones presidenciales, y provocó la apertura de una investigación y la consiguiente aprobación de un juicio político contra el gobernante estadounidense.
Como el que tira excremento contra un ventilador funcionando, la situación salpicó a viejos conocidos de la política de Estados Unidos y a personajes que, hasta ahora, habían permanecido en el anonimato.
El objetivo de Trump y sus “hombres” era supuestamente usar todo el poder de la Presidencia de EE.UU. para presionar al Gobierno ucraniano y hacer que revelara información perjudicial sobre el exvicepresidente y aspirante demócrata Joe Biden de cara a las elecciones de 2020.
Trump presionó a Zelenski para que abriera una investigación por corrupción contra Biden y contra uno de sus hijos, Hunter, en un intento por dañar la reputación de esa familia antes de los comicios de 2020.
Pocos días antes de esa llamada, el mandatario había ordenado a la Casa Blanca congelar el desembolso de 400 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania.
Los demócratas consideran que Trump abusó de su poder como presidente para pedir a un poder extranjero -Ucrania- que interfiriera en las elecciones de 2020, lo que consideran una “traición” a la Constitución de EE.UU. y, por ello, iniciaron el proceso para someterlo a un juicio político.
El contenido de la conversación entre Trump y Zelenski pudo conocerse a raíz de una queja interna que interpuso un informante anónimo. El diario The New York Times reveló que ese denunciante es un agente de la CIA que trabajó durante algún tiempo en la Casa Blanca, pero que ya ha dejado ese puesto.
El contenido de su queja se hizo público a finales de septiembre y ha dado a los demócratas más munición para determinar si abren o no un juicio político.
Un segundo agente de la inteligencia de EE.UU., que permanece en el anonimato, anunció a través de su abogado que quiere ofrecer al Congreso información de primera mano sobre las presiones de Trump a Ucrania. De momento, no se conocen más detalles sobre este nuevo personaje. Pero la acción quedó en el intento.
Pompeo y Giuliani
Desde el principio, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, intentó desmarcarse del escándalo, pero no le quedó de otra que admitir que él mismo participó en la polémica llamada telefónica entre Trump y Zelenski.
Pompeo siempre ha tratado de contentar a Trump y, en este caso, podría haber actuado como el principal “secuaz” del presidente, según la descripción que hizo la líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en una conversación con sus compañeros de partido, filtrada a la revista Time. Corren voces de que este cercano colaborador del magnate-presidente piensa dejar su cargo el año próximo.
Fue uno de los políticos más prestigiosos de EE.UU.: era el alcalde de Nueva York cuando se produjeron los atentados del 11 de septiembre de 2001 y se ganó el sobrenombre de “alcalde de Estados Unidos” por sus esfuerzos por consolar a Nueva York y todo el país en medio de una terrible crisis.
Se presentó en 2008 a las primarias del Partido Republicano por la nominación presidencial y perdió estrepitosamente. Su imagen se vio muy perjudicada y acabó convirtiéndose en una especie de celebridad de la televisión.
Trump y Giuliani se conocían por frecuentar los mismos círculos en Nueva York y, cuando comenzó la investigación sobre la llamada “trama rusa”, el mandatario le pidió que fuera su abogado personal.
En el nuevo escándalo, Giuliani ha tenido un papel central: organizó varias reuniones, incluida una en Nueva York con el que era entonces fiscal general ucraniano, Yuriy Lutsenko (2016-2019), para dar seguimiento a la petición de Trump y conseguir que Kiev investigara a Biden.