LONDRES, Inglaterra, 12 de febrero (EFE).- La primera ministra británica, Theresa May, no se rinde y, cuando faltan 45 días para el “brexit”, sigue decidida a conseguir que la Unión Europea acceda a introducir los cambios necesarios en el acuerdo de salida que logren que el Parlamento le de su beneplácito y llevar a cabo “el divorcio” de la UE el 29 de marzo.
Sus mayores esfuerzos se centran en modificar la salvaguarda irlandesa del documento, una garantía ideada para evitar el restablecimiento de una frontera dura entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda y para la que May ha planteado tres alternativas que ha trasladado al bloque comunitario.
Así lo confirmó este martes, durante su comparecencia en la Cámara de los Comunes para dar información actualizada a los diputados sobre la situación del proceso del “brexit”, antes de la votación a la segunda moción “neutra” enmendable presentada por el Gobierno, que se producirá este jueves.
Cambiar la salvaguarda por un arreglo alternativo que también eluda la frontera dura, introducir un límite temporal legalmente vinculante o aprobar una cláusula por la que el Reino Unido la pueda abandonar de manera unilateral son las opciones que ha planteado a los otros veintisiete países comunitarios para modificar ese polémico punto.
Sin embargo, la UE, con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker, a la cabeza, reiteró la pasada semana su negativa a modificar nada del acuerdo de salida sellado entre Londres y Bruselas el pasado noviembre.
Así, el Reino Unido y la UE mantienen en estos momentos posiciones antagónicas que, pese a todo, la primera ministra confía en solventar y adelantó hoy al Parlamento que volverá a reunirse con Juncker antes de que acabe el mes de febrero.