Internacional

El triunvirato imperial de la beligerancia

Manuel E. Yepe

En medio de tantas cosas terribles que suceden en el mundo, es fácil deprimirse por el torrente de malas noticias que genera la administración Trump en materia de política exterior.

La resistencia a los edictos del imperio estadounidense crece a diario. Lo vemos en las reacciones hacia el trío de idiotas que componen el Triunvirato de la beligerancia: John Bolton, Mike Pompeo y John Pence.

El gobierno de Trump ha abandonado la diplomacia hasta tal punto que sólo se evidencian sus agresiones crudas y desnudas. Y se ha llegado al punto de que incluso los agentes diplomáticos más consumados de Washington parecen haber prescindido de sutilezas dentro de las responsabilidades de su profesión.

Sólo el Canciller de Rusia, Sergei Lavrov, sigue hablando en términos característicos del lenguaje diplomático clásico.

En un discurso anual ante la academia diplomática de Moscú, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, saludó una nueva era geopolítica marcada por la multipolaridad, afirmando que el surgimiento de nuevos centros de poder para mantener la estabilidad en el mundo requiere de la búsqueda de un equilibrio de intereses y compromisos. Dijo que hubo un cambio en el centro del poder económico global desde Occidente hacia el Este donde un marcado orden liberal globalizante estaba perdiendo su atractivo y ya no se ve como un modelo conveniente para todos.

“Tristemente, nuestros socios occidentales, encabezados por Estados Unidos, no quieren ponerse de acuerdo sobre enfoques comunes para resolver los problemas”, señaló Lavrov, acusando a Washington y sus aliados de tratar de “preservar su dominio secular en los asuntos mundiales a pesar de tendencias objetivas a la formación de un orden mundial policéntrico”. Sostuvo que estos esfuerzos eran contrarios al hecho de que ahora, económica y financieramente, Estados Unidos ya no puede resolver con una sola mano los problemas de la economía y demás asuntos mundiales.

“Para mantener ficticiamente su dominio y sus posiciones anteriores, Washington emplea métodos de chantaje y coacción económica, con el uso de los medios de información”, dice Lavrov.

Hay mucho que extraer de esta declaración, que fue publicada en Newsweek y otros muchos lugares sin mucha editorialización.

Lavrov dijo que comprende el conflicto en su totalidad y la profundidad del éste en la psique del liderazgo estadounidense y europeo dado un sentimiento de derecho que no los abandona.

Es lo que explica la intensificación de la agresión por parte de la administración Trump en el escenario mundial. En tanto el miedo crece en las salas occidentales de poder. Países como Irán, Líbano y Rusia pueden hacer cosas simples como reunirse y firmar algún contrato de exploración petrolífera, financiar un ferrocarril, y Estados Unidos lo congelará fuera del sistema financiero mundial.

Por eso el objetivo final de esta resistencia no es una victoria decisiva y satisfactoria para todos, sino sobrevivir lo suficiente como para que el oponente finalmente no tenga otra opción que la de detenerse e irse a casa.

El Secretario de Estado Mike Pompeo recorre el mundo como un mafioso, miente sobre todos los asuntos y exige lealtad, pero se va con las manos vacías. El chantaje sólo funciona con los más débiles y aislados, como Ecuador, donde lo que estaba en juego era “sólo” la vida de Julian Assange.

Ecuador está a punto de descubrir lo costosa que puede ser la generosidad de Estados Unidos y la del FMI. Tal fue la esencia de la declaración de Pompeo sobre la desestabilización de Venezuela por parte de China, o por qué Maduro rechazó la ayuda de EEUU y del FMI y tuvo que responder por ello con la desestabilización del país, mediante sanciones, amenazas y apagones…, Con razón el embajador de China en Chile exclamó: “El señor Pompeo ha perdido la cabeza”.

Para el equipo de política exterior de Trump se acerca la hora de la verdad. ¿Empezarán una guerra con Irán a instancias del recién reelecto Benjamín Netanyahu?

A los imperios no les gusta que les falten el respeto. Menos aún les gusta ser ignorados. Por tanto, no parece haber posibilidad alguna de que el plan de Trump funcione. El eje de la resistencia, a pesar de todos los pequeños movimientos, es ganar la guerra de desgaste. La política de máxima presión de EEUU tiene una vida útil finita porque el apalancamiento, al igual que todas las cosas económicas, tiene una función temporal.

Y cada pequeño movimiento, cada acción grande o pequeña, si se hace en respuesta a sanciones o a presión entre bastidores, cambia el estado del conflicto. Y no está en la composición de la gente detrás de las políticas de Trump admitir un fracaso. Seguirán presionando hasta que haya un resultado catastrófico.