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Internacional

¿Qué esperar del G-20?

Pedro Díaz Arcia

La cumbre del G-20 concluirá este sábado en Osaka, Japón, en medio de expectativas y tensiones por la guerra comercial que afecta a los mercados económicos globales y la riesgosa situación en el Golfo Pérsico que pueden opacar temas de la agenda. También los encuentros de los Jefes de Estado o de Gobierno de las grandes potencias, que tendrán en sus manos las llaves de la puerta, ya sea para abrir o cerrar caminos, tienden a acaparar la atención del mundo sobre lo que sucede en el país asiático.

Participan en el evento los ministros de Finanzas, gobernadores de los bancos centrales de las 19 naciones integrantes (agrupan el 80% del PIB mundial), y la Unión Europea; además, personalidades y entidades globales ajenas al G-20.

Pienso que el plato fuerte del menú es el encuentro que debe tener lugar hoy entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping. Hasta ayer reinaba cierto optimismo ante un posible acuerdo sobre la guerra comercial desatada por Washington contra Pekín o al menos una tregua provisional para negociar posibles alternativas. Numerosos medios informativos editaron notas orientadas en esa dirección.

Un criterio generalizado coincidía en que ni a Trump, por la compleja situación previa a las elecciones de 2020, ni a Jinping, por las masivas protestas en Hong Kong, le convendría salir de la tormentosa reunión sin resultados que mostrar.

¿Quién podría avalar un optimismo duradero con el imprevisible maniático en la Casa Blanca? Puede echar abajo el mantel, patear la mesa de negociación, o levantarse intempestivo de la butaca en lo que considera un gran espectáculo. Aunque el gobernante chino, con su rostro hierático, no es presa fácil.

También podría lograr protagonismo con un paréntesis en las hostilidades. ¿Cuánto podría durar? Nadie lo sabe.

El viernes, ante preguntas de la prensa, adelantó que la reunión con Jinping sería “productiva”; sin embargo, negó que hubiera prometido no imponer nuevas tasas a productos chinos.

La amenaza de estas nuevas sanciones consisten en gravar aranceles por valor de otros 300.000 millones de dólares a productos provenientes del país asiático; luego de aplicar tarifas de 25% equivalentes a unos 250.000 millones de dólares, lo que agravaría aún más la situación del comercio mundial y la estabilidad en el planeta.

El líder chino respondió que cualquier intento “de poner los intereses de uno a costa de los demás no ganará ninguna popularidad”, en alusión al lema de “América Primero”.

Tal vez podrían los asesores, o sus médicos, mantener sedado a Trump. En una foto con Marcelo Ebrard, el canciller mexicano, solo faltó al magnate el nimbo sobre la testa. En la imagen con Vladimir Putin mantuvo una sonrisa angelical.

A propósito, en un extenso encuentro con su par ruso ayer, fueron abordados complicados temas: desde Irán, hasta el comercio internacional y la estabilidad estratégica; en un ambiente “muy bueno”, según el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov.

La Casa Blanca, por su parte, informó que los presidentes destacaron que es interés para ambos países y el mundo mejorar las relaciones bilaterales; y también anunció que los funcionarios de los respectivos países darán continuidad a lo discutido.

¿Qué saldrá de la cumbre del G-20? Nada que no sepamos.

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