Internacional

Más que un pastor

Hoy recibirán sepultura los restos mortales de quien ha sido considerado líder de la Iglesia Católica cubana

Por Marina Menéndez

Fotos: Lisbet Goenaga y Agencias

(Especial para Por Esto!)

LA HABANA, Cuba, 27 de julio.- Los homenajes póstumos al Cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana y quien fuera considerado líder de la Iglesia Católica en Cuba, prosiguieron todo el sábado con misas y rezos del rosario cada hora en la Catedral de la Habana, y continuarán hoy domingo hasta de las tres de la tarde, cuando sus restos recibirán sepultura.

Portando velas, flores, o apenas con una plegaria, numerosas personas han acudido a rendirle homenaje luego de la misa de cuerpo presente del viernes. Ataviado con los símbolos de rigor de acuerdo con su investidura y rodeado de algunos ramos de flores, se le veía en un descanso nada suntuoso, con la misma humildad con que ofreció su palabra a los feligreses.

Su obra, sin embargo, rebasó el deber como pastor de dar a conocer “la palabra de Dios”, y la materializó con un quehacer en el que se reconoce su gestión intercesora para facilitar las relaciones entre el Estado y la Iglesia.

El propio Papa Francisco, a quien el Cardenal Jaime Ortega saludó durante la visita del Pontífice a la Isla en 2016, reconoció esa labor, como se observa en la carta enviada al actual Arzobispo de La Habana, Monseñor Juan de la Caridad García, y que firma el cardenal Secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, señalaron fuentes eclesiales.

Bendición apostólica

En el texto se ofrecen “sufragios por el eterno descanso del difunto, que sirvió a la Iglesia y a sus hermanos en los diferentes encargos que la Providencia le confió”, y se transmite la bendición apostólica del Papa “como signo de esperanza cristiana en el Señor Resucitado”.

Su trabajo como puente también fue reconocido por el Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, en el mensaje publicado en la red social Twitter el viernes, donde expresa sus condolencias y dice: “Es innegable su aporte al fortalecimiento de las relaciones entre la Iglesia Católica Romana y el Estado cubano”.

Su figura no sólo era conocida en los ámbitos eclesiásticos y se valora también su rol como catalizador en las conversaciones sostenidas por el Gobierno cubano y el de Estados Unidos durante el mandato del expresidente Raúl Castro y en los albores del deshielo de relaciones bilaterales con Washington: una distensión propiciada por Barack Obama que Donald Trump ha vuelto a congelar.

Por eso no sorprendió que el expresidente Obama lo visitara en la Catedral de La Habana durante su estancia aquí en marco del 2016.

Mensajero de paz

La exdirectora del Departamento de Estados Unidos en el Minrex cubano, Josefina Vidal, también reconoció su proyección intermediadora.

“Profundas condolencias y respeto a la memoria del Cardenal Jaime Ortega, quien predicó y practicó el diálogo respetuoso entre la Iglesia Católica y el Gobierno cubano y de igual forma promovió el acercamiento entre Cuba y EEUU por el bien de ambos países y pueblos”, escribió.

Aunque se le reportaba en estado delicado de salud en las últimas semanas pues luchaba contra el cáncer, la noticia del fallecimiento del Cardenal Jaime Ortega resultó inesperada para muchos cubanos en medio de los festejos por la fecha patria del 26 de Julio, feriado aquí.

Él fue la cara más visible de la Iglesia Católica y eficaz contribuyente, también, para el éxito de las sucesivas visitas de Sus Santidades Juan Pablo II (1998), Benedicto XVI (2012) y Francisco (2016), a Cuba: único país de la región junto a Brasil que ha recibido a tres Papas.

En vísperas de la llegada de Francisco, el entonces presidente Raúl Castro lo recibió de modo oficial en agosto de 2015, aunque ambos sostuvieron otros encuentros.

Testigo trascendental

Como Arzobispo de la Diócesis de la capital, Monseñor Jaime Ortega también fue testigo del trascendental primer encuentro sostenido entre la Iglesia Católica y la Ortodoxa desde el cisma que las separó, protagonizado por el Papa Francisco y Su Santidad Kirill en 2016, en La Habana.

El Cardenal Jaime, como muchos lo llamaban cariñosamente, tenía 82 años al morir y la última vez que se le vio públicamente fue hace poco más de un mes, el 12 de junio, cuando acudió a recibir la distinción Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, que le otorgó la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC), en una ceremonia privada celebrada en el centro cultural Padre Félix Varela de la Habana Vieja, que él mismo había creado en el año 2011.

El mensaje que dio a conocer su partida, firmado por Monseñor Juan de la Caridad García Rodríguez, actual Arzobispo de La Habana, recordó que el Cardenal Ortega inició su vida sacerdotal en la provincia de Matanzas, tras lo cual fue ministro de la Diócesis de la occidental Pinar del Río, para ejercer luego su ministerio en la capital.

El texto califica su obra de “fecunda” y habla de su figura con “gratitud y cariño”, al recordar “su amable sonrisa, su inteligencia clarividente y el testimonio de un sacerdocio entregado y en ocasiones sufrido”, y atribuye a “su incansable trabajo pastoral y su amor a Cuba” el decisivo rol que le permitió contribuir (según el texto, decisivamente) en el fortalecimiento de “las relaciones entre la Iglesia Católica Romana y el Estado.