CIUDAD DEL VATICANO, 8 de julio (AFP).- El Papa Francisco lanzó este lunes un pedido al mundo por los migrantes durante una conmovedora misa en la basílica de San Pedro dedicada a los “últimos”, a los “excluidos de la sociedad globalizada”.
Francisco, sensible a esta cuestión que divide al mundo, en particular a Europa y Estados Unidos, recordó su visita hace seis años a la isla italiana de Lampedusa, entonces símbolo de esa tragedia, que recibía miles de migrantes de Asia y África que huían de las guerras y el hambre.
Ante unos 250 invitados, entre ellos migrantes y socorristas, el Papa instó en su homilía a ayudar sin titubeos a los migrantes, los más vulnerables de la sociedad.
“Es una gran responsabilidad, de la que nadie puede estar exento si queremos llevar a cabo la misión de salvación y liberación a la que el mismo Señor nos ha llamado a colaborar”, dijo.
El Pontífice evitó mencionar casos específicos que han generado controversia recientemente, como el de los buques humanitarios en pugna con el gobierno italiano por su política de puertos cerrados a la migración o el de la capitana alemana Carola Rackete, encarcelada y liberada por rescatar migrantes en medio del mar Mediterráneo.
“Pienso en los ‘últimos’ que todos los días claman al Señor, pidiendo ser liberados de los males que los afligen”, dijo.
“Son los últimos engañados y abandonados para morir en el desierto, son los últimos torturados, maltratados y violados en los campos de detención, son los últimos que desafían las olas de un mar despiadado, son los últimos dejados en campos de una acogida que es demasiado larga para ser llamada temporal”, clamó.
“¡Son personas, no se trata solo de cuestiones sociales o migratorias! No se trata solo de migrantes”, recalcó.
“Desafortunadamente las periferias existenciales de nuestras ciudades están densamente pobladas por personas descartadas, marginadas, oprimidas, discriminadas, abusadas, explotadas, abandonadas, pobres y sufrientes”, reconoció.