Por Marina MenéndezFotos: Lisbet GoenagaEspecial para Por Esto!
LA HABANA.— Cada vez es más raro hallar en los parques o patios cubanos a un Arroz con leche que se quiera casar con una viudita de la capital, o una rueda de pan y canela; ni se escucha la voz de “Préndelo por goloso” para atrapar al perrito que se comió uno de los 25 panes que había en el horno…
La ausencia de las tradicionales rondas infantiles es casi total, así como han desaparecido divertidos juegos de antaño que hacían correr a los infantes en busca de un escondite; o tocar base y jalar a un amigo si se estaba jugando a los “pegados”; o buscar “una loma” para lanzarse pendiente abajo, montado sobre una tabla con ruedas de patines antiguos que aquí llamaban “chivichana”.
Aunque todavía juega a la pelota porque su tío le regaló un pequeño bate infantil, Alejandro, un niño de ocho años que concurrió con dos amiguitos a exhibir su gato en un reciente concurso de estos felinos, confiesa que no conoce aquellos juegos, y menos los cantos de la rueda-rueda.
“Sí, a mí me gusta darle a la pelota y correr. Pero igual me gustan mucho los juegos de computadora cuando mi papá me deja jugar en la suya”, dice. “¡Ojalá pudiera jugarlos siempre!”.
A pesar de que en Cuba no muchos niños tienen un celular, y apenas unos pocos más poseen una tablet, la era de las nuevas tecnologías y la información también ha irrumpido en su vida cotidiana, como en todo el mundo.
Este mismo fin de semana, los llamados Joven Club (centros de computación creados por Fidel Castro para que la familia, en sus barrios, tenga acceso a la computación y aprenda el uso de las nuevas tecnologías) ha anunciado el estreno de dos videojuegos cubanos para niños mayores de siete años.
“Coco Pak” y “Laberinto HD” tienen el propósito de generar desde edades tempranas habilidades informáticas, además de activar procesos psíquicos como la memoria, el pensamiento y la rápida solución de problemas cotidianos, dijo el diario Juventud Rebelde al citar al sitio web Cubadebate.
El paso es necesario para que los infantes cubanos se diviertan con videojuegos creados en el país donde no se cultiven ni reverencien la violencia o la discriminación, como en otros juegos que llegan “de afuera”: a las nuevas tecnologías de la informática y la comunicación (TICs) es inútil resistirse, además de que son beneficiosas si se les usa bien.
Pensando en ello, hace rato está en marcha en la isla la creación y oferta de productos digitales nacionales, y se ha autorizado la oficialización de redes wifi privadas bajo determinados parámetros, decisión a la que se sumó, esta semana, la variante de que estas redes particulares estén conectadas con los Joven Club, y se surtan de ellos.
Dichas disposiciones están en consonancia con la decisión gubernamental de informatizar la sociedad, como parte del empeño por hacer cada vez más próspera la vida nacional.
Sin embargo, ello no tiene que estar reñido con la preocupación por que los menores no abusen de lo digital y retornen a los juegos en vivo, “persona a persona”.
¿Habrá retorno?
Los nuevos espacios de recreación abiertos a los niños ahora que estamos en las vacaciones veraniegas puede que hayan estimulado la relativa vuelta, en algunos espacios, de los juegos de antaño.
No sólo las instituciones culturales y recreativas han sido responsabilizadas con la tarea de proporcionar oportunidades sanas y económicas de disfrute a los pequeños y jóvenes sino, también, las instancias deportivas y territoriales.
Por eso no ha sido muy sorprendente ver en estos días los hermosos retablos de títeres, concursos de baile, o las carreras “en saco” que amenizaban tanto los antiguos festivales de diversión organizados por los vecinos en las cuadras y bautizados como “planes de la calle”.
Sin embargo, no creo que ello indique el retorno de la gallinita ciega, del repartidor de prendas, ni del chucho escondido.
Aunque el asunto no es visible en la agenda principal de las preocupaciones sociales, ha sido tocado por investigadores que, empero, parecen más preocupados por el uso de “música y letra” de adultos en los espacios festivos infantiles: una moda nociva que llegó de la mano con el olvido de los antiguos juegos.
Algunos, sin embargo, han entrado de lleno al tema. En estudio reseñado hace algunos días por el diario Granma, la doctora en Ciencias Sicológicas y profesora de la Facultad de Sicología de la Universidad de La Habana, Roxanne Castellanos, afirmó que aunque en la isla hay muchas familias preocupadas por el consumo excesivo de “lo tecnológico” en niños y adolescentes, “sigue faltando suficiente información que sirva a los fines de orientar y prevenir afectaciones psicológicas”.
Entre los hábitos que pueden hacer daño mencionó el consumo nocivo de dibujos animados antes de los tres años de vida, lo que puede conducir a trastornos propios de niños autistas.
También recomendó no exagerar con el uso de videojuegos, y atender a la edad para la que está recomendado cada producto.
“Si el niño o niña no desea hacer otra cosa que jugar videojuegos, pierde interés por todo lo demás, incluso jugar con otros menores; si no quiere ir a la escuela, experimenta ansiedad si no puede usar su dispositivo y muestra otros síntomas de alteración de la conducta, podemos estar en presencia de una adicción y esto es un serio problema de salud mental», sentenció.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los males no están solamente en el campo de lo psicológico, pues los comportamientos enteramente pasivos en los niños están relacionados con la mala salud y características fisiológicas también nocivas como el sobrepeso.
Sería bueno que pudiéramos cumplir con la recomendación de la doctora Juana Willumsen, titular del área que atiende la obesidad infantil y actividad física en la OMS.
“Lo que de verdad tenemos que hacer es que los niños vuelvan a jugar”, advirtió.