Cassidy testificó que Haskell aparentaba estar tranquilo mientras les amenazaba con el arma, a la espera de que regresaran sus padres.
Estados Unidos, 30 de agosto (RT).- Cassidy Stay , la única sobreviviente de un ataque armado que se cobró la vida de sus padres y cuatro hermanos, este 27 de agosto prestó declaración en un juzgado de Houston (Texas) contra su tío, Ron Haskell, acusado de perpetrar la masacre.
La joven, que en el momento de los asesinatos tenía 15 años, contó que el acusado entró en su casa en Spring (Texas) el día 9 de julio de 2014, mientras sus padres estaban ausentes y a punta de pistola le ordenó a ella y a sus cuatro hermanos (dos niños y dos niñas), de entre 4 y 13 años, esperarlos. Su tío, recientemente divorciado de la hermana de la madre de Cassidy, quería que le dijeran el paradero de su ex esposa, Melanie.
Cassidy testificó que Haskell aparentaba estar tranquilo mientras les amenazaba con el arma, a la espera de que regresaran sus padres.
“Yo estaba tratando de apelar a su humanidad. No pensé que alguien lastimaría a los niños si supiera sus nombres y cuántos años tenían”, indicó la joven.
“LA HABITACIÓN OLÍA A SANGRE”
Cuando la madre de Cassidy, Katie, y su padre Stephen regresaron a casa, Haskell empezó a ejecutar a toda la familia. Ordenó a los niños entrar en la sala de estar, los ató, los tumbó en el suelo boca abajo y les disparó uno a uno en la cabeza. A Cassidy también le propinó un tiro, pero la bala rozó su cráneo, resultando herida y logró sobrevivir al fingir que estaba muerta.
“La habitación olía a sangre. Sabía agria. Se sentía pesada y caliente. No había espíritu en esa habitación”, recordó Cassidy durante su testimonio en el juzgado.
Fue Cassidy quien llamó al 911 (número de emergencias), cuando su tío abandonó el lugar de los hechos, y denunció que toda su familia había sido asesinada “por tío Ronnie”, quien fue detenido rápidamente.
Los fiscales dicen que la familia fue víctima de la venganza de Ron Haskell por ayudar a Melanie a separarse de él, mientras que su defensa alega a que su cliente sufría de una enfermedad mental grave y en el momento de la masacre no era capaz de distinguir el bien del mal.
Haskell podría enfrentar la pena de muerte si es declarado culpable.