RIO DE JANEIRO, Brasil, 8 de agosto (AP).- Una vez más, el presidente Jair Bolsonaro escarbó en la herida abierta por la dictadura militar brasileña que detentó el poder durante 21 años marcados por la censura, la persecución política, las torturas y muertes.
Bolsonaro dijo este jueves que el fallecido coronel Carlos Brilhante Ustra, responsable por un centro ilegal de tortura donde estuvo detenida la expresidenta Dilma Rousseff durante la dictadura (1964-1985), fue un “héroe nacional”.
“(Ustra) Evitó que Brasil cayera en aquello que la izquierda quiere hoy en día”, aseguró Bolsonaro en un diálogo con periodistas en Brasilia.
El mandatario brasileño, un nostálgico de la última dictadura, niega que en Brasil hubiera un golpe en 1964 y asegura, en cambio, que los militares tomaron el poder de forma legítima con el apoyo de la sociedad civil para “enfrentar la amenaza comunista”.
La expresidenta Rousseff (2011-2016) dijo este jueves que es “inadmisible” que un jefe de Estado defienda la tortura y destaque la figura de Ustra.
“Es grave que un presidente exalte a un notorio torturador y defienda la tortura como política de Estado. La tortura está considerada un crimen contra la humanidad y es imprescriptible”, dijo la expresidenta a The Associated Press a través de una declaración enviada por un asesor.