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Internacional

'Ni un átomo de arrepentimiento”

Pedro Díaz Arcia

En el libro del periodista español titulado Cien Horas con Fidel, publicado en el año 2006, el líder histórico de la Revolución cubana expresó al infatigable amigo de Cuba: “He cometido errores, pero ninguno estratégico, simplemente táctico. No tengo ni un átomo de arrepentimiento”.

Cuando Cuba vive momentos de peligro, no son los primeros, en medio de un reforzamiento del bloqueo y sin descontar errores que puedan cometer funcionarios estatales; el oportunismo, que no necesita de un GPS para saber de dónde sopla el viento y seguir la ruta, se exacerba para llevar agua a las ruedas de molinos ajenos.

Mientras representantes de una generación nacida en medio de los trajines revolucionarios han tomado las riendas del destino de la nación, se intensifican los ataques liderados por entidades de vieja y nueva data de corte contrarrevolucionario, a los que se suman francotiradores, incapaces ya de ocultar sus intenciones.

Los procesos históricos no deben simplificarse.

En la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1958), participaron principalmente el Movimiento Revolucionario 26 de Julio (M-26-7), que dio el aldabonazo mediante el intrépido asalto al cuartel Moncada en 1953; el Partido Socialista Popular (PSP, comunista); y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo (D-R-13-M). Con formaciones distintas, tenían el objetivo común de fusionarse para encarar los retos de las amenazas externas; y transformar las estructuras socioeconómicas que mantenían al país atado a las órdenes del Departamento de Estado.

En 1960, los líderes de las tres organizaciones, Fidel Castro, Blas Roca y Faure Chomón, se reunieron para iniciar un proceso que condujera a su fusión. El 24 de junio de 1961, en un pleno del Comité Nacional del PSP se acordó crear el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC). La resolución designó a Fidel como Primer Secretario y a Raúl como Segundo Secretario.

El 16 de abril de 1961, en el entierro de las víctimas del criminal bombardeo llevado a cabo por mandato de la CIA, Fidel había declarado el Carácter Socialista de la Revolución. En momentos de profundo dolor e indignación, anticipó la naturaleza del Partido que dirigiría los destinos del proceso revolucionario.

El 26 de julio de ese año anunció la decisión de fundir las fuerzas revolucionarias que habían combatido el régimen dictatorial, con la creación de órganos únicos de dirección; las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI).

Pero surgió una nefasta corriente sectaria que puso en riesgo la creación del partido; no es la única en la historia de la Revolución. En una reunión del Comité Provincial de las ORI de Matanzas, el 11 de abril de 1962, Fidel criticó sus métodos de trabajo: “La Revolución se hace por las masas y para las masas, con un Partido de masas y para las masas”, afirmó.

Poco después, el 26 de marzo, en una comparecencia trasmitida por radio y televisión, dijo que las ORI habían creado un estado de anarquía, y caos en el país. Desactivada, para comenzar el proceso de construcción del PURSC, daría paso más tarde, en octubre de 1965, al actual Partido Comunista de Cuba (PCC).

El método para todo este complejo proceso no fue copiado del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) ni de ningún otro partido. Fue un fruto auténtico de la Revolución cubana, quizá amargo para algunos, pero nuestro. No hemos sido clones de nadie. Sólo hay que recordar la Crisis de Octubre de 1962, cuando Fidel Castro enfrentó directa y públicamente al Kremlin por decisiones tomadas con Washington sin consultar a La Habana.

El Comandante no entró a La Habana, el 8 de enero de 1959, en un tanque soviético. La URSS nada tuvo que ver con nuestra victoria. Mientras que Estados Unidos abasteció de armas, entrenamiento, provisiones, financiación, apoyo político y diplomático a los asesinos de nuestro pueblo. Washington nunca perdonó ni ha perdonado una Revolución a contracorriente de sus intereses en el “patio” de la Casa Blanca.

El Gobierno cubano ha reiterado siempre su disposición al diálogo. No así Estados Unidos que tiene -en la férrea política contra la isla- una carta electoral en Florida para la contienda de 2020; por demás, cuna de anquilosados grupúsculos que sueñan con “un pase de cuentas a la Revolución”.

¡Que se cambie todo lo que deba ser cambiado! Nunca el espíritu independentista de Carlos Manuel de Céspedes y José Martí, entre otros patricios; ni el antiimperialismo del Apóstol que “en silencio ha tenido que ser”; de Julio Antonio Mella, de Fidel, del Che, y de tantos y tantos mártires que dedicaron sus vidas por un ideario en favor de los pobres de la Tierra.

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