Alfredo García
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La decisión de iniciar un juicio político para destituir al presidente, Donald Trump, por parte de la mayoría demócrata de la Cámara de Representantes, indica el decisivo aumento de desaprobación dentro del Partido Demócrata y la sociedad norteamericana sobre el comportamiento político del presidente. Su principal consecuencia: un cierre de filas dentro del Partido Republicano en apoyo a Trump; y el inicio de una “guerra sicológica” sin precedentes entre los dos partidos para minar los valores y la moral del adversario.
El término “guerra psicológica”, GS, se usa para “definir cualquier acción que se practica sobre todo por métodos psicológicos, con el ánimo de evocar una reacción psicológica planeada en otras personas”. La GS forma parte de cualquier conflicto bélico o político, dirigido a influir en el sistema de valores, creencias, emociones y razonamiento de la opinión pública para reforzar comportamientos hacia un propósito determinado. Generalmente la GS se combina con operaciones encubiertas.
La primera reacción del presidente Trump al anuncio del juicio político de los demócratas, fue llamar a la “unidad” del Partido Republicano. “Los demócratas están intentando destruir el Partido Republicano y a todo aquello que defiende. Republicanos, manténganse unidos, jueguen su juego y luchen duro. ¡Nuestro país está en juego!”, instó Trump en Twitter.
Tradicionalmente el Partido Republicano ha estado dividido en 3 grandes tendencias: liberal, conservadores y moderados. Los primeros más cercanos a los demócratas, actualmente en minoría y marginados. Los conservadores son el sector más radical y numeroso, los más ultraderechistas, duros críticos de los demócratas y principal apoyo de Trump. Los moderados representan el centro del partido, actúan como liberales en algunos temas y conservadores en otros. Durante la campaña presidencial de Trump y primeros meses de su mandato, surgió un abanico de tendencias contestarías dentro del Partido Republicano que se fue polarizando en favor del presidente, dejando en minoría pero con gran resonancia, al sector crítico.
Según estudios estadísticos, los republicanos reciben el voto de hombres más que de mujeres; tienen mayoritario apoyo en sectores de clase alta, pequeña, mediana y gran empresa, grupos vinculados a la industria, militares de carrera o que han ejercido servicio militar. Étnicamente cuentan con apoyo del 60% de la población blanca de origen europeo, 10% negros y 30% de hispanos, excepto cubanos-americanos de mayoría republicana. Religiosamente reciben apoyo del 67% de protestantes blancos y 73% de mormones, con minoría de protestantes negros, católicos, musulmanes y agnósticos de todas las etnias.
El inicio del sonado conflicto interpartidario, hizo resurgir el fantasma de Watergate y la renuncia del presidente, Richard Nixon, en la década de los 70 del pasado siglo, cuando el Congreso solicitó el juicio político y el apoyo republicano fue quebrado, según avanzaron las investigaciones avalando las acusaciones de abuso de poder. Al aumento de los republicanos en favor del juicio político, Nixon renunció a la presidencia.
El proceso de Trump, se encuentra en fase previa de investigación por parte de 6 Comités en la Cámara de Representantes. Concluido ese ciclo, el pleno debe votar si presenta cargos contra el presidente. De aprobarse el caso pasaría al Senado, facultado para el veredicto final. Su aprobación requiere 2/3 (66) de los votos. El Partido Republicano cuenta con 53 senadores, el Partido Demócrata con 45 e independientes 2 de un total de 100 escaños.
Durante ese período la “guerra sicológica” entre demócratas y republicanos, de la que ambos son expertos en torno al juicio político contra Trump, mantendrá en vilo a la sociedad norteamericana y al resto del mundo.