GUANICA, Puerto Rico, 7 de enero (AP).- Autos, catres y sillas de plástico se convirtieron el martes en camas temporales para cientos de familias que perdieron sus hogares en el suroeste de Puerto Rico en una serie de sismos, uno de ellos el más fuerte en más de un siglo.
El terremoto de magnitud 6,4, justo antes del amanecer, mató a una persona, hirió a nueve y dejó sin electricidad a toda isla que es territorio estadounidense. La mayoría de los puertorriqueños seguía sin electricidad el miércoles por la mañana.
Además, cientos de personas buscaron cobijo en refugios del gobierno en la región suroeste de la isla, mientras el presidente de Estados Unidos Donald Trump declaró estado de emergencia y la gobernadora, Wanda Vázquez, movilizó a la Guardia Nacional.
La población más afectada fue la localidad costera de Guánica. Más de 200 personas se habían refugiado en un gimnasio tras un sismo el lunes, pero el siguiente terremoto importante causó daños en la estructura del edificio y les obligó a dormir a la intemperie.
Entre ellos estaba Lupita Martínez, de 80 años, que se sentaba en el polvoriento estacionamiento con su esposo de 96 años. Él dormía en una cama improvisada, tapado con un abrigo azul oscuro.
“No hay luz. No hay agua. No hay nada. Esto es horrible”, dijo Martínez.
Aunque las autoridades dijeron que era demasiado pronto para valorar los daños totales causados por la serie de sismos iniciada la noche del 28 de diciembre, señalaron que cientos de viviendas y negocios en el suroeste de la isla quedaron dañados o destruidos. Solo en Guánica, una población de unas 15,000 personas, casi 150 viviendas se vieron afectadas por el sismo, así como tres escuelas, incluida una estructura de tres pisos en la que los dos primeros quedaron destruidos por completo.
En Guánica “estamos enfrentando una crisis peor que la del huracán María”, dijo el alcalde, Santos Seda, aludiendo a la tormenta que devastó la isla en 2017. “Estoy solicitando empatía al gobierno federal”.
El terremoto del martes fue el más fuerte en Puerto Rico desde octubre de 1918, cuando un sismo de magnitud 7,3 cerca de la costa noroeste provocó un tsunami y mató a 116 personas.
En la zona del sismo del martes por la noche se han registrado más de 950 sismos y réplicas desde el 31 de diciembre, aunque la mayoría eran demasiado débiles como para percibirse, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés).
Aunque es prácticamente seguro que habrá muchas réplicas durante la semana que viene, el USGS señaló que la probabilidad de un terremoto de magnitud 6 o mayor ronda el 22%.
Las autoridades trataban de determinar dónde alojarlos y repartieron mantas, comida y agua a las familias reunidas en el gimnasio por segunda noche seguida. Muchos llevaban sus pertenencias en bolsas de basura y se sentaban en inestables sillas de plástico. Algunos dormían. Otros abrazaban a sus perros y muchos simplemente miraban al vacío. Un anciano se pasó el día entero en su silla de ruedas, negándose a tumbarse en un catre.
Mientras tanto, un puñado de gente dormía en su auto, en sillas o en el suelo cuando se acabaron los catres.
Los psicólogos hablaron con docenas de personas afectadas por los sismos, yendo puerta a puerta el lunes en los barrios afectados y después visitando a la gente en refugios el martes.