CIUDAD DEL VATICANO, 15 de febrero (AFP).- El Papa Francisco convocó un sínodo para el otoño del 2022, aunque el asunto de la reunión de los obispos no ha sido definido todavía, informó el sábado el Vaticano.
El Consejo de la Secretaría General del Sínodo de Obispos, la institución que prepara estos encuentros, propuso al papa en la reunión del 6 de febrero una breve lista de asuntos de discusión posibles, con vistas a “tomar una decisión definitiva”, indica un comunicado del Vaticano.
“El Santo Padre (...) decidió convocar esta asamblea para el otoño de 2022 para asegurar una implicación más importante de toda la Iglesia en la preparación” de esta reunión, según la misma fuente.
El último sínodo ordinario se realizó en octubre de 2018, que tuvo como tema principal la juventud. Un año después, en octubre de 2019, el Papa convocó un sínodo especial, con los obispos de una región específica del mundo, para hablar en este caso de la Amazonia.
El consejo y Francisco publicaron también este sábado un mensaje de apoyo a las ONG y gobiernos que ayudan y apoyan a los migrantes.
“Muchas personas se ven obligadas a ir de un país a otro debido a las guerras, la desigualdad económica, la búsqueda de trabajo o tierras más fértiles, las persecuciones religiosas, el terrorismo o la crisis ecológica”, denuncia el Papa con los altos prelados.
“La Iglesia se identifica con el pobre, el pequeño, con el extranjero. Aprecia a los gobiernos y a las ONG (...) que se comprometen a ayudar a los que tienen que desplazarse”, asegura el documento.
Además, reclama “vigilancia contra el tráfico de personas y el compromiso para poner fin a los conflictos que provocan tanto sufrimiento”.
Sacerdotes casados
Al cerrar la puerta esta semana a los sacerdotes casados y a las mujeres diaconisas para la Amazonia, el Papa Francisco calmó la ira de los ultraconservadores que lo atacan y decepcionó a los progresistas que esperaban una decisión histórica.
En la “exhortación apostólica” divulgada el miércoles bajo el nombre “Querida Amazonia”, Francisco decidió entregar un mensaje con sus “sueños” para esa región, con citaciones poéticas, pero sin propuestas concretas para remediar la escasez de sacerdotes, pedido por los obispos de los nueve países de la cuenca amazónica.
La idea de ordenar como curas a hombres casados intachables, muchos de ellos indígenas, no fue abordada por el Papa argentino, pese a que esa excepción ya existe para los pastores anglicanos casados que se convirtieron al catolicismo.
Para muchos expertos en asuntos del Vaticano, el ‘Papa progresista’ no tuvo la audacia de dar ese paso y cedió a los conservadores, para evitar ampliar la brecha con sus enemigos, que amenazaban un cisma.
Francisco reiteró su conocido apego al celibato y centró su mensaje en su preocupación por las poblaciones indígenas, amenazadas por las compañías depredadoras e insensibles a la ecología.
El cardenal alemán Gerhard Müller, quien fue por cinco años prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, guardián del dogma, considera el documento papal un texto que invita a la “reconciliación” entre los distintos sectores de la Iglesia.
Para Muller, entre los mayores críticos del Papa, Francisco “no se rindió a una solución demasiado pragmática”, tras recordar que sólo los sacerdotes que han renunciado al matrimonio tienen derecho a dar comunión.
El vaticanista italiano Marco Politi, autor de numerosos libros sobre el tema, considera que Francisco fue “frenado abruptamente” por una oposición fuerte y multifacética y decretó el “fracaso del impulso reformista del pontificado” del primer Papa latinoamericano.
El cardenal brasileño Claudio Hummes, presidente de Repam (la red eclesial panamazónica), gran defensor del papado de Francisco, sostiene que el tema aún está abierto a la discusión dentro de la Iglesia, que no se ha cerrado la puerta a la posibilidad de curas casados.
Uno de los grandes partidarios de las reformas de Francisco, el cardenal alemán Reinhard Marx, anunció su renuncia a liderar la Iglesia católica alemana.