Internacional

Impunidad imperialista

Alfredo García

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Confiado en la impunidad de la política exterior de EU contra la independencia y autodeterminación del gobierno cubano desde 1959, que aún perdura, el presidente Donald Trump aplica contra Venezuela una versión ampliada del funesto modelo imperialista, seguro de no recibir condena ni castigo de organismo internacional alguno por el nuevo desafío al orden internacional.

A principios de 1960 un memorando del Departamento de Estado de EU estableció: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro, no existe una oposición política efectiva. El único medio previsible para enajenar el apoyo interno es a través del desencanto y el desaliento, basado en la insatisfacción y las dificultades económicas. Para ello debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”. Así nació el bloqueo económico contra Cuba.

Repitiendo su injerencista política, el Departamento del Tesoro de EU anunció el pasado martes, sanciones contra la empresa, Rosneft Trading con sede en Suiza, filial comercial de la compañía rusa, Rosneft Trading S.A. RTSA, y contra su presidente, Didier Casimiro, “por negociar la venta y el transporte de petróleo venezolano”. La sanción congela todos los activos de RTSA y su presidente en EU o bajo control de alguna institución financiera norteamericana. Anteriormente el gobierno norteamericano había decretado sanciones económicas al Ejecutivo venezolano, pero en esta ocasión su sentencia tiene un carácter extraterritorial contra una empresa extranjera que opera en Venezuela. Trascendió que la empresa norteamericana Chevron y la española, Repsol, fueron amenazadas con similares sanciones por sus operaciones con la estatal venezolana, PDVSA.

La petrolera Rosneft declaró: “Las sanciones contra RTSA tienen carácter arbitrario y selectivo, porque hay otras compañías internacionales incluidas estadounidenses, que llevan a cabo actividades similares en Venezuela, pero el regulador de EU no les presenta reclamación alguna”. Rosneft agregó que implementa sus proyectos en el territorio de Venezuela, “en estricta conformidad con las normas de la legislación internacional y nacional”. Por su parte la Cancillería rusa declaró: “Washington busca crear ventajas para las empresas estadounidenses, que no pueden resistir a la competencia justa”.

Las nuevas sanciones son parte de una campaña para derrocar al presidente venezolano, Nicolás Maduro, impulsada por el espurio reconocimiento de la Casa Blanca y otros 50 países aliados de EU al opositor Juan Guaidó como “presidente encargado” de Venezuela. Después de reciente gira internacional por Europa promovida por Washington, Guaidó fue recibido en el Congreso de EU invitado por el presidente Trump, quien prometió nuevas sanciones para asfixiar la economía venezolana. No se conoce que alguna organización internacional condenara la flagrante agresión contra Venezuela.

Trump ha acusado a Rusia y Cuba de ser “sostén” del gobierno venezolano: “Castro es responsable por las acciones de Cuba para apuntalar al antiguo régimen de Maduro en Venezuela, a través de la violencia, la intimidación y la represión”, declaró el secretario de Estado, Mike Pompeo. “Todo lo que hemos visto de Rusia este año, ha sido negativo y perjudicial para Venezuela. En medio de la crisis humanitaria que atraviesa Venezuela, ¿qué hace Rusia? Esparcir el dinero del país hacia fuera”, manifestó, Elliot Abrams, enviado especial de EU para Venezuela, notorio por su condena y posterior indulto en la “guerra sucia” contra Nicaragua en la década de los 80 del pasado siglo.