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WASHINGTON, Estados Unidos, 25 de marzo (AFP).- Como si la amenaza de la destrucción de la economía estadounidense no fuera suficiente, el presidente Donald Trump enfrenta otra crisis más personal: la de los hoteles, campos de golf y negocios inmobiliarios de la Organización Trump.

Sus hoteles de cinco estrellas en Estados Unidos y Canadá con más de 2,200 habitaciones están en su mayoría vacíos, sus campos de golf, incluidos los de Escocia e Irlanda, están bajo presión para cerrar, y su querida “Casa Blanca del Sur”, el complejo Mar a-Lago en Palm Beach, Florida, está cerrado.

Al igual que otros hoteles en todo el mundo, Trump se ha visto obligado a despedir a la mayoría de los trabajadores, y se enfrenta al hecho de que los 435 millones en ingresos que informó la Organización Trump haber registrado en 2018, probablemente se evaporen este año.